Thursday 4 October 2012

LENGUA








http://internenes.com/index.php?module=recursos&func=jugar&grp=eso&orden=1&id=11840


ACTIVIDADES LENGUA  3R TRIMESTRE



http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/




Páginas de lectura  (Poesía):

http://www.poemas-del-alma.com/gustavo-adolfo-becquer.htm

http://www.poemas-del-alma.com/antonio-machado.htm

http://www.poemas-del-alma.com/pablo-neruda.htm

http://www.poemas-del-alma.com/ruben-dario.htm

http://www.poemas-del-alma.com/federico-garcia-lorca.htm


  PALABRAS PARA JULIA

 José Agustín Goytisolo

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

autógrafohttp://www.youtube.com/watch?v=C7Zsb0Y8Tpg





ACTIVIDADES DE REFUERZO LENGUA (Básico 1º-2ºESO)


 http://recursosenred.wikispaces.com/REFUERZO+LENGUA+1%C2%BA+ESO


 http://actividadesyrecursos.jimdo.com/actividades/lengua-castellana/


 http://www.auladelengua.com/web/Pasatiempos/Index.htm


 http://aulasptmariareinaeskola.es/app/download/5781801800/1Actividades+de+Refuerzo+y+Ampliaci%C3%B3n.pdf


 http://refuerzolenguadm.wordpress.com/


 http://misitiodelengua.blogspot.com.es/p/refuerzo-y-ampliacion.html


 https://sites.google.com/site/apoyosenred/actividades/lengua-castellana



 http://www.lengua.profes.net/propuestas.asp?ciclo=4204&cat=Primer%20Ciclo%20ESO






ACTIVIDADES PCPI DIFERENTES  LOS CONTENIDOS ESO



http://latribudepcpi.blogspot.com.es/p/ejercicios-interactivos-de-lengua.html


 http://jerez.safa.edu/index.php?option=com_weblinks&view=category&id=59:eso-pcpi-lengua-


http://iesbarriodebilbao.es/blogs/pcpi/lengua/


http://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0CCkQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.editex.es%2FRecuperarFichero.aspx%3FId%3D19795&ei=Edm4UKW5HNGyhAfVwoHwCQ&usg=AFQjCNGQLEq_G9cpiUCouzTA7hsiG9sv_w


http://tras-lengua.wikispaces.com/2%C2%BA+PCPI


 PÁGINAS WEB DE INTERÉS PCPI: 


Ámbito socio-lingüístico:

LENGUAJE

http://ies.altair.getafe.educa.madrid.org/paginas/31a114192.html

http://ntic.educacion.es/w3//recursos/secundaria/lengua_literatura/tilde.htm

 http://2-pcpi.blogspot.com.es/

 http://concurso.cnice.mec.es/cnice2006/material100/index.htm
 
 * ORTOGRAFÍA 

http://concurso.cnice.mec.es/cnice2006/material100/index.htm

 Reglas de ortografía

    http://roble.pntic.mec.es/msanto1/ortografia

    www.aplicaciones.info/ortogra/ortogra.htm

    http://www.saberia.com/ejercicios-de-ortografia

    http://www.educa.madrid.org/binary/851/files985

    http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~23003429/educativa/agudas_llanas.swf

    http://guindo.pntic.mec.es/~mortiz2/index.html

   El acento http://www.sflt.ucl.ac.be/gra/exercices/acento/default.htm

 *CLASES DE PALABRAS

             Juego Trivial: http://www.testeando.es/asignatura.asp?idA=14

Sustantivo

  Masculino femenino: http://www.auladiez.com/ejercicios/sustantivos.html

  Sustantivos y adjetivos, género y número        http://www.sflt.ucl.ac.be/gra/exercices/sustantivos/default.htm

 http://www.juntadeandalucia.es/averroes/colegiovirgendetiscar/profes/trabajos/palabras/sustantivos1.html 

  Género  http://cajondesastre.juegos.free.fr/ejercicios_gramatica.htm

  Apuntes de lenguaje  http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=1398

  Género, número y claseshttp://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/1nombre.htm

  Teoría y ejercicios http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/lengua5/sustantivo/indice.htm

  Género http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/lengua5/sustantivogeneroynumero/indice.htm

Determinante

  Apuntes http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=1759

  Ejercicios http://www.juntadeandalucia.es/averroes/colegiovirgendetiscar/profes/trabajos/palabras/determinantes.html

                http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/lengua4/losdemostrativos/indice.htm
         
                http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/lengua4/losposesivos/indice.htm

                 http://www.sflt.ucl.ac.be/gra/exercices/determinantes/

                 http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/1determi.htm

                http://www.xtec.cat/~jgenover/usodet0.htm

                http://www.xtec.cat/~jgenover/clasdet1.htm
                              
Adjetivo

   Apuntes  http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=1486

   Ejercicios  http://www.sierradesanpedro.org/lenguaylit/adjetivos.htm

   Ejercicios y teoría http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/1adjetiv.htm

   Ejercicios  http://www.juntadeandalucia.es/averroes/colegiovirgendetiscar/profes/trabajos/palabras/adjetivos1.html
   Ejercicios http://lclcarmen1.wordpress.com/2011/10/10/los-adjetivos-calificativos-actividades/
 
Preposiciones y conjunciones

   Apuntes http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=2139

   Ejercicios http://www.sflt.ucl.ac.be/gra/exercices/verbo/macedonia03/default.htm

   Ejercicios http://www.auladiez.com/ejercicios/16_ejercicio_preposiciones.php

   Ejercicios http://www.xtec.cat/~jvaldelv/castestr/preposicions.htm

   Ejercicios http://blog.educastur.es/baudilio610/2011/02/22/ejercicios-de-preposiciones-y-conjunciones/

   http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/711708/preposiciones_y_conjunciones.htm 


Adverbio

   Apuntes http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=1895

   Apuntes y ejercicios http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/1adpreco.htm

   Ejercicios http://www.sierradesanpedro.org/lenguaylit/adverbios/advI.htm 

   Ejercicios http://www.gramaticas.net/2010/09/ejemplos-de-adverbios-de-modo.html

Pronombre
 
   Apuntes http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=2030

   Ejercicios http://roble.pntic.mec.es/msanto1/lengua/1pronomb.htm

   Ejercicios http://cuidaesalengua.wordpress.com/2012/02/06/determinantes-y-pronombres-ejercicios-y-mas-ejercicios/

                 http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/lengua3/pronombrespersonales/indice.htm

                 http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/lengua4/lospronombrespersonales/indice.htm

                 http://cplosangeles.juntaextremadura.net/web/lengua5/pronombrespersonales/indice.htm

                  http://es.tiching.com/content/search-results/#%21/q=Pronombres

Verbo
 
   http://cajondesastre.juegos.free.fr/ejercicios_gramatica.htm

   http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=1486

   Ejercicios http://www.sflt.ucl.ac.be/gra/exercices/verbo/default.htm

   http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/689720/los_verbos_regulares.htm


 * SINTAXIS


  Sujeto http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/718779/estructura_del_sujeto.htm

  La oración simple: http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=1276 

  Complemento directo: http://www.apuntesdelengua.com/blog/?page_id=2215 




GEOGRAFÍA

   Mapas de España

Comunidades

http://mapasinteractivos.didactalia.net/comunidad/mapasflashinteractivos/recurso/Comunidades-Autonomas-Puzzle/ba321dd1-47ae-4818-bfb4-f1404272f498

Provincias

 http://mapasinteractivos.didactalia.net/comunidad/mapasflashinteractivos/recurso/Provincias-de-Espa%C3%B1a-Puzzle-facil/bb65b746-4c8b-4602-81a5-740d34b68cad

 http://www.juegos-geograficos.com/juegos-geografia-Provincias-de-Espana-_pageid95.html

Preguntas sobre Comunidades y provincias

 http://www.elabueloeduca.com/aprender/geografia/autonomias/autonomias.html

Ríos  http://mapasinteractivos.didactalia.net/comunidad/mapasflashinteractivos

Relieve http://mapasinteractivos.didactalia.net/comunidad/mapasflashinteractivos

  Mapas de Europa

  http://mapasinteractivos.didactalia.net/comunidad/mapasflashinteractivos/recurso/Paises-de-Europa-Puzzle/08fe090d-681b-4422-8615-07b8444c9c9c

Preguntas sobre Europa

  http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/623/capitales_de_europa.htm

   http://www.elabueloeduca.com/aprender/geografia/capitales/europa.html

  http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/11/cual_es_la_capital_de.htm

  http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/3/ciudades_europeas.htm

   Continentes y océanos

   http://mapasinteractivos.didactalia.net/comunidad/mapasflashinteractivos/recurso/Continentes-y-oceanos-Donde-esta/46025a5f-7f99-4d83-aa80-f62c679c2ada

   http://www.educaplay.com/es/recursoseducativos/11150/mapamundi___.htm

  Sectores de la economía

  Sector Primario  http://leccionesdehistoria.com/3ESO/geografia/u-d-6-las-actividades-del-sector-primario/

  Sector Secundario http://leccionesdehistoria.com/3ESO/geografia/u-d-7-la-industria/

  Sector Terciario http://leccionesdehistoria.com/3ESO/geografia/u-d-8-las-actividades-del-sector-terciario/

HISTORIA

 *PREHISTORIA

  La prehistoria  http://aulapt.files.wordpress.com/2008/02/la-prehistoria-adaptado-6c2ba-primaria.pdf 

  Primeros seres humanos http://www.youtube.com/watch?v=hHCIhEvBOj0&feature=related

   Pinturas rupestres  http://www.rupestreweb.info/introduccion.html

   Altamira  http://www.youtube.com/watch?v=wtDRA5emVqo

 *EGIPTO 

  Cultura   http://www.culturegipcia.es/

  Sociedad  http://chopo.pntic.mec.es/~csanch20/EGIPTO/page3.html

  Tu nombre en jeroglíficos http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/5_aps/esplap09.htm

  Tutankhamon http://www.egiptologia.com/egipto-para-ninos/48-faraones/217-la-tumba-de-tutankhamon.html

 *GRECIA

  http://www.portalplanetasedna.com.ar/juegos_olimpicos.htm
 *ROMA

  Sociedad romana http://www.slideshare.net/majocortes/la-sociedad-romana-sandra1-bach


VARIOS

*Arte
    www.arteguias.com 
    http://www.slideshare.net/macu7/caminando-por-el-arte-4141191 

- Románico  http://www.paraprin.com/arte-romnico.html

                 http://www.arteguias.com/arquitectura.htm

                 http://www.arteguias.com/escultura.htm

                 http://www.arteguias.com/pintura.htm

                 http://www.arteguias.com/monasterios.htm

- Gótico  http://www.paraprin.com/arte-gtico.html

             http://www.arteguias.com/catedrales.htm

            http://www.arteguias.com/gotica.htm

             http://www.arteguias.com/esculturagotica.htm

             http://www.arteguias.com/pinturagotica.htm

- El Camino de Santiago  http://www.arteguias.com/camino-santiago.htm

* Crucigramas

         www.ver-taal.com/vocabulario.htm



PRUEBA   DE LENGUAJE PCPI

ALUMNO-A…………………………………………FECHA……….

LECTURA

            Según una leyenda de los pieles rojas, Manitú es quien hizo el cielo, la tierra y todas las cosas. Su obra más maravillosa es el hombre. Según la leyenda, cuando Manitú terminó de crear el cielo, la tierra, los animales y las plantas, vio que faltaba alguien que dominara todo eso. Decidió crear el hombre.

            Hizo una figura de barro y la puso a cocer en un horno. Para estar seguro de que la figura estaba bien cocida, dejó pasar mucho tiempo. Cuando abrió el horno, la figura estaba muy cocida y tenía un hermoso color negro. Manitú dispuso que estos hombres de color vivieran en África.

            Para poblar Europa, Manitú hizo otra figura y la puso al horno por un corto tiempo. Cuando abrió la puerta, la figura estaba lista y su piel era de un delicado color blanco.

            Manitú hizo una nueva figura a fin de tener pobladores para Asia. Esta vez cubrió la figura con una gruesa capa de aceite dorado y la dejó en el horno un tiempo intermedio: ni muy corto ni muy largo. La figura que sacó del horno tenía un maravilloso color amarillo.

            -Ahora sé como hacer un hombre perfecto sin equivocarme en nada –dijo Manitú-. Le pondré una delgada capa de aceite y la dejaré en el horno el tiempo justo.

            Así lo hizo, y el hombre que resultó mostraba una piel de un admirable color cobrizo; eran pieles rojas. Manitú dispuso que habitaran en las tierras de América.

            Los pieles rojas creían que el hombre más perfecto y hermoso era el último creado por Manitú. Las otras razas, sin embargo creían que eran ellas las más perfectas y hermosas. Así, todos estaban muy orgullosos  de su color.

            Con el tiempo, los hombres de los diversos continentes se fueron conociendo y se casaron entre ellos.

            Nacieron niños que tenían una enorme variedad de colores. Entonces los hombres supieron que todo ser humano es maravilloso, sin que importe demasiado el color de su piel.

1.- Lectura del texto anterior.

      a) Contesta a las siguientes preguntas:

      - ¿Quién era el personaje protagonista? …………………………………………………….
……………………………………………………………………………………...........................

- ¿Qué le ocurrió? …………………………………………………………………..................
………………………………………………………………………………………………………

      - ¿Qué idea crees que quiere transmitir el autor? …………………………………………..
………………………………………………………………………………………………………

      - ¿Qué ocurre al final de la historia? …………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………

      b) Inventa un título y haz un breve resumen:

      - Título: …………………………………………………………………………………………

      - Resumen:
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………


2.- Saca del texto que has leído tres palabras de cada clase:

   
ARTÍCULOS
ADJETIVOS
NOMBRES COMUNES
NOMBRES PROPIOS
VERBOS
PRONOMBRES
















3.- Escribe dos palabras:

Agudas.-  …………………………………………………………………………………………..

Llanas.-  ……………………………………………………………………………………………

Esdrújulas.-  ……………………………………………………………………………………….


4.- Separa el sujeto y el predicado de esta oración:

      Manitú cubrió la figura con una gruesa capa de aceite dorado.


5.- Inventa una frase y señala el sujeto y el predicado:

……………………………………………………………………………………

6.- a) Escribe sinónimos de:

-          Hermoso color.               ………………………………………………
-          Corto tiempo.                  ........................................................................
-          Hacer una figura.           ………………………………………………

b) Escribe antónimos de:

-          Abrió el horno.               ………………………………………………
-          Estar seguro.                   ………………………………………………
-          Nacieron niños.               ………………………………………………


7.- Busca en el diccionario el significado de estas palabras:

-          leyenda –

-          raza –


-          poblado –

-          continente –


-          horno –



8.- Inventa un texto breve explicando como es el lugar donde te gustaría vivir.
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

9.- Dictado.
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….





 


CÓMO ACENTUAR EN CASTELLANO




La acentuación ortográfica (La tilde)

· Acento prosódico es la mayor intensidad de voz con que se pronuncia una palabra.
Todas las palabras, incluso las monosílabas, llevan acento prosódico. Ej. : arboleda,
tirano, lapicero, tú, cáscara.
· La sílaba en la que recae el acento prosódico se llama tónica (que lleva el tono). El
resto de las sílabas de la palabra se llaman átonas (sin tono). Ej.: macarrones (sílaba
tónica: rro; sílabas átonas: ma, ca y nes).
· Acento ortográfico o acento es una rayita oblicua llamada tilde que se escribe sobre
la vocal de la sílaba tónica de algunas palabras. Ej.: cartón, andáis, tú, échamelo, pájaro,
dátil.
· Todas las palabras tienen acento prosódico, y sólo uno. Algunas palabras tienen un
acento ortográfico y sólo uno. La sílaba tónica va subrayada, y el acento, si lo hay, va
sobre la vocal de la sílaba tónica. Ej.: canela, lapicero, cantábamos, mármol, secador, tú,
invento, lápiz.
· Las palabras polisílabas, por razón del lugar que ocupa el acento prosódico, se dividen
en:
- Agudas, que llevan el acento prosódico en la última sílaba. Ej.: camión, cantar, jabalí,
arroz, león, café, avestruz.
- Graves o llanas, que llevan el acento prosódico en la penúltima sílaba. Ej.: huésped,
fácil, lapicero, mástil, gafas, imagen.
- Esdrújulas, que llevan el acento prosódico en la penúltima sílaba. Ej.: tíralo, teléfono,
águila, rápido, bárbaro.
- Sobreesdrújulas, que llevan el acento antes de la antepenúltima sílaba. Ej.: llévatelo,
hábilmente, ágilmente.

REGLA: Las palabras agudas de más de una sílaba llevan tilde cuando terminan en
vocal (la y se considera consonante a efectos de acentuación) o en consonante "n" o "s"
que no vaya agrupada a otra consonante.
Ejemplos: - vocal: allá, café, maniquí, sofá, ojalá, bambú, andén.
- consonante "n": sartén, azafrán, sillón, violín, jardín.
- consonante "s": anís, adiós, compás, después.
- Sin tilde: Paraguay, estoy, Canals, convoy
REGLA: Las palabras graves o llanas llevan tilde cuando terminan en consonante que
no sea "n" ni "s", salvo que n o s vayan agrupadas a otra consonante. Ej.: ámbar, lápiz,
mármol, dátil, trébol, cadáver, cárcel, carácter, fútbol, alcázar, alférez, cáncer. Bíceps,
fórceps
REGLA: Las palabras esdrújulas y sobreesdrújulas llevan tilde siempre.
Ejemplos: - Esdrújulas: eléctrico, cántaro, pájaro, fábrica.
- Sobreesdr.: dígamelo, llévatela, rápidamente.
REGLA: La conjunción "o", aunque monosílaba, lleva tilde cuando va entre cifras, para
que no se confunda con el cero. Ejemplos:
- dos o tres = 2 ó 3 - 30 ó 40 - doce o trece = 12 ó 13
- nueve o diez = 9 ó 10 - 3 ó 4 - 8 ó 9
REGLA: Los términos latinos usados en nuestra lengua se acentuarán según las leyes
fonéticas para las voces castellanas.
- currículum - déficit - superávit - ítem - máxime
- ídem - ultimátum - desiderátum - quórum - clímax
- referéndum - videofórum - vox pópuli - accésit
- cinefórum - réquiem - fórum - plácet
REGLA: Las palabras de una sola sílaba (monosílabas) no llevan, en general, tilde o
acento ortográfico. Ejemplos: fue, fui, vio, dio, Luis, pie, Dios, cien, seis, vais, pez, ven,
fe, dos, etc.
REGLA: Según el criterio de la Real Academia Española, al que debemos atenernos, es
necesario colocar tilde en aquellas letras mayúsculas que la requieran, de acuerdo con
las reglas generales de la acentuación ortográfica. Ejemplos: África, Álvaro, Ángeles.
REGLA: Los verbos acabados en uir no llevan tilde. Ej.: disminuir, construir, etc.
Huí lleva tilde para distinguirse de fui (que no la lleva).
Llevan tilde: contribuí, distribuí, porque son agudas, no monosílabas, y acaban en
vocal. Jesuítico y casuística, llevan tilde porque son esdrújulas.
- recluido - huid - fortuito - destruí - triunfo
- rehuir - huir - rehuían - veintiuno - huí
- fui - retribuir - circuito - buitre - cuídamelo
REGLA: Se escriben sin tilde las agudas terminadas en oy, ey, ay y las agudas de origen
catalán terminadas en au, eu, ou. Excepción: marramáu.
- convoy - jersey - guirigay
- Abreu - Palau - Masnou
LA TILDE EN DIPTONGOS, TRIPTONGOS, HIATOS
· Diptongo es la reunión de dos vocales en la misma sílaba que se pronuncian en un
solo golpe de voz. Ejemplo: aire, causa, aceite, deuda, boina.
· Triptongo es la reunión de tres vocales que se pronuncian en un solo golpe de voz.
Ejemplo: limpiáis, acariciéis, averiguáis, buey, miau.
· Hiato las dos vocales van seguidas en una palabra pero se pronuncian en sílabas
diferentes. Ejemplo: león, aéreo, raíz, feo, peana.
· Cuando una sílaba contiene un diptongo o un triptongo, y, según las reglas generales,
debe llevar tilde, ésta se pone sobre la vocal no cerrada (es decir, nunca sobre "i"
o "u").
- Rufián - Contáis - También - Partiréis
- Estiércol - Cuádruple - Hincapié - Náufrago
- Atestigüéis - Averiguáis - Fastidiáis - Envidiéis
Si las dos vocales del diptongo son cerradas (iu/ui) y le corresponde llevar tilde, se
coloca sobre la última vocal. Ejemplos:
- Cuídate - Benjuí - Interviú
· Cuando el acento recae sobre una vocal que está en hiato con otra, se pone tilde o no
según las reglas generales. Ej.: peón, aguda acabada en -n; poético, por ser esdrújula.
Otras no les corresponde llevar tilde, según las reglas generales: alcohol, poema, teatro,
empleos.
Pero si la vocal tónica en hiato es una "i" o una "u", llevará tilde siempre, le corresponda
o no según las reglas. Excepción: cuando las vocales en hiato son "u-i". Ej.:
caída, Raúl, reír, destruir, jesuita.
LA TILDE EN PALABRAS COMPUESTAS
· En los vocablos compuestos por dos o más palabras, sólo la última de las dos conserva
la tilde que, como simple, puede corresponderle.
- así + mismo -- asimismo - tío + vivo -- tiovivo
- astur + leonés -- asturleonés - balón + cesto -- baloncesto
- balón + mano -- balonmano - décimo + tercero -- decimotercero
· Las palabras compuestas que van unidas por un guión conservan sus tildes, si es que
las tenían.
- gimnástico + artístico ---- gimnástico-artístico
- histórico + artístico ------- histórico-artístico
- teórico + práctico --------- teórico-práctico
- físico + químico ----------- físico-químico
· Los adverbios terminados en -mente llevan o no llevan tilde según el adjetivo con el
que se forman. Ejemplos:
- rápidamente = rápida + mente - fácilmente = fácil + mente
- dulcemente = dulce + mente - cruelmente = cruel + mente
- suavemente = suave + mente - fríamente = fría + mente
· Cuando el primer elemento de una palabra compuesta sea una forma verbal acentuada
con enclítico, pierde la tilde.
- Sábelo + todo = sabelotodo - Píntalo + todo = pintalotodo

LA TILDE EN FORMAS VERBALES CON ENCLÍTICO

· Los tiempos verbales que llevan tilde la conservan, aunque vayan seguidas de pronombre
enclítico.
déle = dé + le, rogóles = rogó + les
· Si a una forma verbal sin tilde (ejemplo: busca) se le une un pronombre enclítico, o
más de uno (ejemplo: me y la) y forman una palabra esdrújula o sobresdrújula, entonces
esa forma verbal tendrá tilde.
- busca --- búscame --- búscamela
Ejemplos:
- convencióles = convenció + les - púsose - tráeme
- dejadla = dejad + la - dámelo - búscalo
- deténte = detén + te - llévala - cógele
- encontrólas = encontró + las - escúchame - tiróse
- pidióles = pidió + les - haciéndosenos - mírala
- volvióse = volvió + se - infórmese - cójase
- obsérvalo - tráelo - acabóse - súmalos
- habiéndosenos - créeme - trajéronselos - cambióse
Tilde Diacrítica
el : artículo tú : pronombre personal
él : pronombre personal tu : determinante posesivo
- No, él no ha llegado todavía. - Tú tienes mucha paciencia.
- El perro ladra en el jardín. - Tu amigo Luis está enfermo.
mí : pronombre personal sí : pron. personal, adv. afirmación
mi : det. posesivo, nota musical si : conj. condicional, nota musical
- Mi casa tiene cinco habitaciones. - Volvió en sí rápidamente.
- Han traído una carta para mí. - Si piensas volver, dímelo.
de : preposición se : pronombre personal
dé : del verbo dar sé : del verbo ser o saber
- Dé usted un globo a la niña. - Sé cariñoso con tus familiares.
- Venimos de la ciudad. - El trapecista se cayó en la red.
te : pron. personal, la letra "t" mas : conjunción, "pero"
té : infusión o bebida. más : adv. de cantidad
- ¿Quieres que te prepare un té calentito? - Iría al río, mas tengo que trabajar antes.
- ¿Te quieres callar? - He cogido más almendras que tú.
aun: “incluso”, “hasta”, “también” solo: “sin compañía”, adjetivo
aún: “todavía” sólo: “solamente”, adverbio
- Aún no sabe lo sucedido. - Leo sólo por las noches, antes de dormir.
- Llegaron todos, aun los cojos. - ¿Viene solo o viene acompañado?
· qué, cuál, quién, dónde, cuándo, cuánto, cómo, llevan tilde cuando se usan con sentido
interrogativo, admirativo o con énfasis.
- ¿Qué dices? ¿Qué horror? - ¡Cuánto tiempo sin vernos!
- ¿Pero, cuándo sale ese tren? - No sabe cómo llamar la atención.
- ¡Cuál no sería su sorpresa! - ¿Quiénes han sido los habladores?
· por qué : interrogativo o exclamativo.
porqué : nombre o sustantivo.
porque : causal, para contestar.
- ¿Por qué se cayó? - No sé por qué te has retrasado.
- No he podido dormir porque hacía calor. - Dime el porqué de tu enfado.
- ¿Por qué habrá hecho ese comentario? - Porque quise.
· si no : expresa una condición.
sino : expresa que se excluye una de las dos posibilidades.
- Si no corres más, te pilla. - El mío no es blanco, sino negro.
- Si no lo dices tú, no lo hará. - No vengas mañana, sino pasado mañana.
· Éste, ése, aquél y sus femeninos y plurales, con tilde si son pronombres demostrativos.
Cuando sean adjetivos no llevarán tilde.
· Esto, eso, aquello; y este, ese, aquel más relativo que, sin tilde.
- Estas peras están verdes; aquéllas, maduras.
- Mira, aquel que va por allí es mi hermano.
- ¡A ver, esas ciruelas! ¿Vienen o no vienen?
- ¿Pero qué es eso que brilla tanto?


LO MISMO...PERO MÁS LARGO

Acenetuación

Sumario

  • Definiciones
  • Clasificación de las palabras según su acento
  • Reglas básicas
  • Tilde diacrítica
  • Diptongos, triptongos e hiatos
    • Definiciones
    • Colocación de la tilde
  • La tilde en las palabras compuestas
  • Acentuaciones dobles
  • Acentuaciones incorrectas
  • Otras consideraciones

Definiciones

Se denomina acento prosódico (o simplemente acento) a la mayor fuerza de pronunciación que se carga sobre una sílaba de la palabra (a la que se denomina sílaba tónica). Una palabra puede ser tónica, si alguna de las sílabas que la componen presenta este acento, o átona, si ninguna de sus sílabas sobresale de las demás. Cualquier palabra pronunciada sola, fuera de contexto, es tónica. Solo en el contexto del discurso es posible determinar si una palabra es átona. Las palabras átonas son escasas en número, pero muy importantes por el uso extensivo que se hace de ellas. Entre ellas podemos citar las siguientes:
  • los artículos determinados: el, la, lo, los, las...
  • las formas apocopadas de los adjetivos posesivos: mi, tu, su...
  • los pronombres personales que realizan la función de complemento sin preposición: me, nos, te, os, le, la, lo, los, las, les, se.
  • los relativos: que, cuanto, quien, cuyo.
  • los adverbios relativos con funciones no interrogativas o exclamativas: donde, cuanto...
  • el adverbio tan.
  • las conjunciones: y, o, que, si, pues, aunque...
  • casi todas las preposiciones: de, con, a...
  • la partícula cual cuando equivale a como (Como un ciclón = Cual ciclón).
Las únicas palabras que poseen dos acentos prosódicos son los adverbios de modo formados mediante la adición del sufijo -mente a un adjetivo. El primer acento es el del adjetivo; el segundo es el correspondiente al sufijo. Se llama tilde o acento ortográfico a una rayita oblicua (') que baja de derecha a izquierda del que lee o escribe, y que se pone, en los casos adecuados, sobre alguna de las vocales de la sílaba tónica de la palabra.

Clasificación de las palabras según su acento

Las palabras agudas son aquellas que tienen el acento prosódico en la última sílaba.
  • con-ver-sar
  • pas-tor
  • o-ra-ción
  • com-pe-tir
  • va-lor
  • Or-le-ans


Las palabras llanas son aquellas que tienen el acento prosódico en la penúltima sílaba.
  • pro-tes-tan-te
  • li-bro
  • di-fí-cil
  • ra-bi-no
  • bí-ceps
  • án-gel


Las palabras esdrújulas son aquellas que tienen el acento prosódico en la antepenúltima sílaba.
  • prés-ta-mo
  • hi-pó-cri-ta
  • ag-nós-ti-co
  • cré-di-to
  • lle-gá-ba-mos


Las palabras sobreesdrújulas son aquellas que tienen el acento prosódico en una sílaba anterior a la antepenúltima sílaba. Se trata de dos tipos de palabras:
  • adverbios de modo terminados en -mente (palabras con dos acentos):
    • di-fí-cil-men-te
    • e-vi-den-te-men-te
    • fá-cil-men-te
    • ob-via-men-te
  • formas verbales formadas por la composición de dos pronombres personales átonos con una forma verbal:
    • có-me-te-lo
    • trá-e-me-la

Reglas básicas

Los monosílabos (sean átonos o no) no llevan tilde. Se exceptúan aquellos monosílabos tónicos que coinciden en su grafía con otros átonos, en cuyo caso se coloca tilde en el monosílabo tónico. Esta tilde se denomina tilde diacrítica. Su colocación (no sólo en los monosílabos) se describe en el apartado correspondiente. Se acentúan todas palabras agudas que terminan en vocal, o en n o s solas.

  • tam-bién
  • ja-más
  • lec-ción
  • se-gún
  • a-de-más
Las palabras agudas que no terminan en vocal, o en n o s solas, nunca se acentúan.

  • vir-tud
  • na-cio-nal
  • re-loj
  • a-co-me-ter
  • Or-le-ans
  • fe-liz


Nunca se acentúan las palabras llanas que terminan en vocal, o en n o s solas.
  • me-dios
  • lla-na
  • re-ve-la
  • mo-do
  • sub-jun-ti-vo
Las palabras llanas que terminan en otras letras siempre se acentúan (a estos efectos no se considera la letra x representada por los fonemas /k/ + /s/, sino como tal, y por tanto, las palabras llanas terminadas en x llevan tilde).

  • di-fí-cil
  • cár-cel
  • au-to-mó-vil
  • bí-ceps
  • Gon-zá-lez
  • i-nú-til
  • án-trax


Todas las palabras esdrújulas se acentúan.
  • ás-pe-ra
  • es-drú-jula
  • ca-tó-li-co
  • pro-pó-si-to
  • éx-ta-sis


El caso de las palabras sobreesdrújulas se estudia en el apartado decicado a la acentuación de las palabras compuestas.


Tilde diacrítica

La tilde diacrítica se coloca sobre ciertas palabras para distinguir entre diversos significados del vocablo, según que sean tónicos o átonos. La tilde se coloca sobre la palabra tónica aunque según las reglas generales no corresponda colocar tilde. Hay varias categorías:
  1. monosílabos tónicos que coinciden en su grafía con otros átonos:
    • más (adverbio de cantidad): Quiero más comida.
    • mas (conjunción adversativa con el significado de pero): Le pagan, mas no es suficiente.

    • (pronombre personal): Es preciso que vengas tú.
    • tu (adjetivo posesivo): Dale tu cartera.

    • él (pronombre personal): ¿Estuviste con él?.
    • el (artículo): El vino está bueno

    • (pronombre personal): Todo esto es para mí.
    • mi (adjetivo posesivo): Trae mi calendario.
    • mi (nombre común): Concierto para oboe en mi bemol mayor.

    • (adverbio de afirmación): Él sí quería.
    • (pronombre reflexivo): Lo atrajo hacia sí.
    • si (conjunción condicional): Vendrá si quiero.
    • si (conjunción de interrogativas directa): Pregúntale si quiere venir.
    • si (nombre común): Concierto para piano y orquesta en si bemol.

    • (del verbo dar; cuando se le une algún pronombre, también se acentúa): Déme ese dinero.
    • de (preposición).

    • (de los verbos ser o saber): Yo no sé nada, Sé un poco más educado.
    • se (pronombre personal y reflexivo).

    • (nombre común): Póngame un té.
    • te (pronombre personal): Te voy a dar.
  2. para evitar confusiones, lo que se conoce como anfibología (en caso de que no existiese confusión, podemos prescindir de la tilde):
    • aún (adverbio temporal o de modo con el significado de todavía): ¿Aún no ha llegado?.
    • aun (resto de casos): Ni aun él pudo hacerlo.

    • sólo (adverbio equivalente a solamente): Sólo me quieres para eso.
    • solo (adjetivo con el significado de sin compañía): No estés sólo.

      Determinantes y pronombres demostrativos:
    • los pronombres éste, ésta, ése, ésa, aquél y aquélla, así como sus plurales, llevan tilde para diferenciarlos de los determinantes equivalentes.
    • los determinantes este, esta, ese, esa, aquel y aquella y sus plurales no llevan tilde nunca.
    • esto, eso y aquello no llevan tilde nunca, puesto que son siempre pronombres.
    Hay que tener en cuenta que nunca llevan tilde los pronombres demostrativos que actúan como antecedentes de un pronombre relativo sin coma interpuesta entre ambos: Esos que trajiste no con adecuados.
  3. en interrogaciones, admiraciones o expresiones de carácter dubitativo (también en oraciones que presenten un matiz interrogativo o dubitativo, aunque no existan signos de puntuación o admiración), también se acentúan:
    • cómo: ¡Cómo que no!, Me pregunto cómo habrá venido.
    • cuál: Esa es la habitación en la cual estuvieron, ¿Cuál es el tuyo?.
    • quién: ¿Quién lo ha dicho?
    • qué: Pídele lo que te debe, No sé qué hacer.
    • dónde: ¡Dónde fuiste a pedir dinero!.
    • cuándo: Hazlo cuando tengas tiempo, ¿Cuándo vienes?.
    • cuánto, cuán: No te imaginas cuán ridículo estás, ¿Cuantas cosas has traído?.

    • por qué (partícula interrogativa): ¿Por qué no vienes?.
    • por que (grupo átono formado por la preposición por más pronombre relativo o conjunción subordinante que). En el primer caso siempre es posible intercalar un artículo determinado: ¿Cuál es la razón por (la) que te fuiste?. La segunda aparece cuando el verbo antecedente rige la preposición por: Se decidió por que viniera Pepe.
    • porque (conjunción subordinante causal [átona]). Iré porque me lo pides, Porque te quiero a ti...
    • porqué (nombre): Este es el porqué de su decisión.
  4. el hecho de que tales palabras vayan en una oración interrogativa o exclamativa no significa que tengan sentido exclamativo o interrogativo. Si no lo tienen, no deben llevar tilde:
    • ¿Eres tú quien lo ha hecho? (la pregunta se refiere a )
    • ¡Vendrás cuando te lo diga!


Diptongos, triptongos e hiatos

Definiciones

Un diptongo es el conjunto de dos vocales dentro de una misma sílaba, una de las cuales será siempre una vocal cerrada (i o u). Por tanto, cuando observemos que las dos vocales que aparecen juntas dentro de una misma sílaba son abiertas (a, e u o), podemos afirmar que no hay diptongo. Por ejemplo, existirá diptongo en palabras como a-vión, Jai-me, cuer-po, viu-do..., pero no en hé-ro-e, a-ho-ra... Existen tres tipos de diptongos:
  • diptongos crecientes, formados por una vocal cerrada más una vocal abierta: ia, ie, io, ua, ue, uo.
  • diptongos decrecientes, formados a su vez por una vocal abierta más una vocal cerrada: ai, ei, oi, au, eu, ou. Cuando se encuentran al final de la palabra, los diptongos ai, ei y oi se escriben ay, ay y oy, respectivamente.
  • diptongos formados por dos vocales cerradas, como iu, ui (este último se escribe uy cuando se encuentra a final de palabra [salvo en el caso de benjuí y algún otro más raro]). A efectos de acentuación, tal como estudiaremos posteriormente, los grupos formados por iu o ui se consideran siempre diptongos.
Un triptongo aparece cuando no son dos, sino tres, las vocales que aparecen dentro de una misma sílaba. La vocal situada en el centro es siempre abierta, en tanto que las de los extremos son cerradas. Existen siete posibles triptongos:
  • uai (escrito uay cuando este triptongo se halla a final de palabra): a-ve-ri-guáis, U-ru-guay...
  • uei (escrito uey cuando se encuentra a final de palabra): a-ve-ri-güéis, Ca-ma-güey...
  • iai: i-ni-ciáis...
  • iei: i-ni-ciéis...
  • iau: miau...
  • ioi: hioi-des...
  • uau: guau...
La presencia de una h intercalada no invalida la existencia de un posible diptongo o triptongo.
Cuando dos vocales se encuentran en contacto dentro de una palabra, pero no forman parte de la misma sílaba, se dice que existe un hiato. Existen tres clases de hiatos:
  • hiato producido por el encuentro por dos vocales abiertas. Siempre que se encuentran dos vocales abiertas, se produce un hiato: re-hén, al-de-a, le-ón...
  • hiato producido por el encuentro de una vocal cerrada tónica, situada delante o detrás de una vocal abierta átona: ba-hí-a, o-í-do, fan-ta-sí-a...
  • hiato producido por el encuentro de una vocal cerrada átona con abierta tónica (gui-ón, tru-hán...). Es el caso menos frecuente. Se trata siempre de palabras agudas terminadas en vocal o en n.
Como ya se ha comentado, el encuentro entre dos vocales cerradas, a efectos de acentuación, se considera como diptongo.


Colocación de la tilde

Diptongos

La acentuación de los diptongos sigue las reglas generales. Por lo tanto, si el acento de la palabra recae sobre una sílaba con diptongo, y a esta le corresponde una tilde según las reglas generales, esta tilde se coloca sobre la vocal abierta (a, e u o). Veamos algún ejemplo: co-rréis, hués-ped... Cuando son dos vocales cerradas las que están en contacto (ui o iu), a efectos de acentuación, se considera que se trata de un diptongo. Del mismo modo que para el resto de los diptongos, si a dicho diptongo le corresponde una tilde, esta se coloca en el segundo elemento: ben-juí, cuí-da-te, je-suí-ti-co, des-truí, pero je-sui-ta, des-truir...
Existen excepciones a esta última regla. Las formas verbales huí, huís, huía, huían y huías (y sus equivalentes del verbo fluir) se acentúan.
Los onomásticos y patronímicos de origen catalán terminados en -iu o -ius, con acento prosódico en la i se escriben sin tilde: Montoliu...
Se escriben también sin tilde los vocablos agudos terminados en au, eu y ou. Se trata por lo general de patronímicos de origen catalán: Aribau, Salou, Bernabeu...
La y precedida de vocal al final de una palabra se considera como una consonante a efectos de acentuación, por lo que todas las palabras agudas terminadas en los diptongos ay, ey y oy se escriben sin tilde (guirigay, virrey...). No así sus plurales que constituyen palabras agudas terminadas en s. Los agudos terminados en uy (generalmente topónimos como Bernuy) siguen la misma norma y no se acentúan (sí lo hace benjuí).

Triptongos

En los triptongos se sigue la regla general de los diptongos. Se coloca la tilde en la vocal abierta del triptongo: a-ve-ri-guáis, li-cuéis... En los triptongos agudos terminados en -uay y -uey se siguen las mismas normas citadas en los diptongos respecto a la y final y, por tanto, no se acentúan palabras como buey, Uruguay...

Hiatos

Si el hiato consiste en la unión de dos vocales abiertas, la tilde se coloca según las reglas generales: le-ón, co-á-gu-lo... Si una de las vocales es cerrada, y el posible diptongo se ha deshecho debido a que sobre ella se carga la fuerza de pronunciación de la palabra, la tilde se coloca sobre esta vocal cerrada, independientemente de que le correspondiera según las reglas generales: ca-í-da, son-re-ír, re-ú-no, ba-ra-hún-da...
Cuando la vocal tónica es la abierta, se coloca sobre ella la tilde, toda vez que se trata siempre de palabras agudas terminadas en vocal o en n: lié, Sión, truhán...


La tilde en las palabras compuestas


  1. si la palabra compuesta procede de la unión de dos palabras simples, sólo lleva tilde la última componente si a la palabra compuesta le corresponde llevarla: contrapié, decimoséptimo, cortafríos, radiocomunicación... (pierde su tilde siempre la primera componente de la misma aunque la llevara cuando era simple: asimismo, decimoséptimo, tiovivo...).
  2. si las palabras se unen mediante guión (conservando la primera invariante la terminación masculina singular), cada vocablo conserva su tilde si ya la tenía previamente: físico-químico, anglo-soviético...
  3. en el caso de los adverbios de modo formados mediante la adición del sufijo -mente (que tienen en realidad dos acentos), se mantiene la tilde del adjetivo que origina el adverbio si ya la tenía: ágil-mente, rápida-mente...
  4. cuando a una forma verbal que ya tenía tilde se le añaden uno o varios pronombres, la tilde se mantiene: dé-me, movió-se...
  5. si al reunir una forma verbal que no tiene tilde con uno o varios pronombres resulta una palabra esdrújula o sobreesdrújula, debemos ponerla: vámonos (de vamos), dáselo (de da), entrégaselo (de entrega) ...


Acentuaciones dobles

  1. poseen doble acentuación las siguientes palabras. Se recomienda la forma de la primera columna:
    alveolo
    alvéolo
    chófer
    chofer
    conclave
    cónclave
    dinamo
    dínamo
    fútbol
    futbol
    gladíolo
    gladiolo
    medula
    médula
    olimpiada
    olimpíada
    omóplato
    omoplato
    ósmosis
    osmosis
    pabilo
    pábilo
    pentagrama
    pentágrama
    período
    periodo
    reuma
    reúma
  2. palabras terminadas en -iaco/-íaco (y sus correspondientes femeninos). La primera es preferible:
    austriaco
    austríaco
    policiaco
    policíaco
    Zodiaco
    Zodíaco
    amoniaco
    amoníaco
    cardiaco
    cardíaco
  3. hay también doble acentuación en los presentes de indicativo de algunos verbos. Se indica, como de costumbre, la pronunciación recomendada en primer lugar (sólo se indica la primera persona):
    afilio
    afilío
    auxilio
    auxilío
    concilio
    concilío
    expatrio
    expatrío
    glorio
    glorío
    vanaglorio
    vanaglorío
    extasío
    extasio


Acentuaciones incorrectas

  1. incluyo aquí una serie de palabras que se acentúan de dos formas diferentes, aunque la Real Academia sólo considera como correcta una de ellas. Honestamente, considero que el uso ha conferido carta de naturaleza a muchas de las acentuaciones no reconocidas por la Academia. De todas formas, ahí van (en la primera columna coloco la forma correcta, y en la segunda la incorrecta):
    expedito
    expédito
    libido
    líbido
    prístino
    pristino
    intervalo
    intérvalo
    Mondariz
    Mondáriz
    Trevélez
    Trévelez
    Nobel
    Nóbel
    accésit
    áccesit
    cenit
    cénit
    coctel
    cóctel
    elite
    élite
    fútil
    futil
    táctil
    tactil
    Sáhara
    Sahara
    méster
    mester
  2. los verbos cuyo infinitivo termina en -cuar o -guar llevan diptongo en la sílaba final. Por tanto, del verbo evacuar la conjugación da e-va-cuo y no e-va-cú-o. Las únicas excepciones a esta regla son los verbos licuar y promiscuar, que aunque con diptongo en el infinitivo, producen hiatos en la conjugación (aquí sí que es válido li-cú-o).
    El resto verbos que terminan en -uar, aún llevando diptongo en la sílaba final, producen hiatos en la conjugación y se dirá ha-bi-tú-o y no ha-bi-tuo.


Otras consideraciones

  1. las letras mayúsculas deben llevar tilde siempre que les corresponda. Así lo determinan las Nuevas Normas de Prosodia y Ortografía, el texto normativo publicado por la RAE en 1959 y que constituye la base de la Ortografía. Es cierto, no obstante, que en el Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española, texto no normativo de 1974, se rebaja la norma a una recomendación.
  2. las formas verbales fue, fui, vio y dio no llevan tilde por tratarse de monosílabos. Aunque antiguamente sí la llevaban, las últimas normas ortográficas de la RAE (1959) corrigen esta excepción.
  3. la conjunción o lleva únicamente tilde cuando enlaza números (siempre que se escriban con cifra, no con letra).
  4. las palabras latinas que se han incorporado al castellano colocan su tilde según las reglas generales (vademécum, currículum, accésit...).
  5. las palabras y nombres propios de otros idiomas conservan su grafía original, si en estos idiomas se escriban en alfabeto latino. Podrán acentuarse siguiendo las normas españoles si así lo permiten su pronunciación y grafía originales: Wagner o Wágner.
  6. si se trata de nombres geográficos, se sigue la norma anterior salvo que se haya españolizado el término, en cuyo caso se acentúan según las reglas generales (lo que se conoce por exónimos, como París, Aquisgrán, Milán, Lérida...). 







MÁS SITIOS PARA APRENDER LAS REGLAS:



 http://www.elabueloeduca.com/aprender/lengua/ortografia/reglasacento.html


http://www.juntadeandalucia.es/averroes/lorca/actividades/acentos/acentos.html








 PARA PRACTICAR (Incluye las soluciones):



http://reglasespanol.about.com/od/leccortograf/a/ejercicios-basicos-de-acentos.htm

http://www.vicentellop.com/ortografia/acentuacion.htm

http://reglasdeortografia.com/acentorepaso07.html

http://www.emagister.com/curso-ortografia-espanola/ejercicios-acentuacion


http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/29008589/helvia/aula/archivos/repositorio//0/235/ACENTUACION.pdf


http://www.educa.jcyl.es/educacyl/cm/gallery/recursos%20edebe/lengua/10_12_2/flash.htm?numrecurso=2


http://ocw.uv.es/ocw-formacio-permanent/2011-1-43_ejercicios_acentuacion.pdf


http://www.educa.madrid.org/web/cp.alarcon.valdemoro/Web/ColePAA15/Nueva%20Zona%20Virtual/Web%20Acceso%20recursos%20AI/01%20LENGUA/Lengua-Ortografia-SilabasAcentuacion.htm





 


ORTOGRAFÍA (Acentos,reglas escritura.etc)


http://roble.pntic.mec.es/msanto1/ortografia/


http://www.reglasdeortografia.com/

http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000039.nsf/voTodosporId/C6A856FB135C6450C12576D60041BDC7



 


ACTIVIDADES DE REFUERZO LENGUA (Básico 1º-2ºESO)


 http://recursosenred.wikispaces.com/REFUERZO+LENGUA+1%C2%BA+ESO


 http://actividadesyrecursos.jimdo.com/actividades/lengua-castellana/


 http://www.auladelengua.com/web/Pasatiempos/Index.htm


 http://aulasptmariareinaeskola.es/app/download/5781801800/1Actividades+de+Refuerzo+y+Ampliaci%C3%B3n.pdf


 http://refuerzolenguadm.wordpress.com/


 http://misitiodelengua.blogspot.com.es/p/refuerzo-y-ampliacion.html


 https://sites.google.com/site/apoyosenred/actividades/lengua-castellana



 http://www.lengua.profes.net/propuestas.asp?ciclo=4204&cat=Primer%20Ciclo%20ESO




ACTIVIDADES PCPI  TODOS LOS CONTENIDOS ESO


http://latribudepcpi.blogspot.com.es/p/ejercicios-interactivos-de-lengua.html


 http://jerez.safa.edu/index.php?option=com_weblinks&view=category&id=59:eso-pcpi-lengua-


http://iesbarriodebilbao.es/blogs/pcpi/lengua/


http://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0CCkQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.editex.es%2FRecuperarFichero.aspx%3FId%3D19795&ei=Edm4UKW5HNGyhAfVwoHwCQ&usg=AFQjCNGQLEq_G9cpiUCouzTA7hsiG9sv_w


http://tras-lengua.wikispaces.com/2%C2%BA+PCPI







MODELOS DE CARTAS


http://www.modelo-carta.com/modelo-carta-formal.html



Para escribir una CARTA FORMAL , es importante:
  • respetar el formato: dirección de destinatario y remitente, fecha y lugar, asunto, etc.
  • ser breve y claro
  • ordenar bien las ideas y poner cada idea en un párrafo: ¿por qué escribo?, ¿qué ha pasado?, ¿qué solicito?, ¿qué haré si no me hacen caso?, etc.
  • usar conectores: podemos usar los conectores típicos del lenguaje formal escrito (pese a que, con el fin de que, asimismo, no obstante, etc.)
  • usar saludos y despedidas especiales, por ejemplo:

SALUDOS: Muy señor mío, Muy señores míos, Estimados señores, etc.
DESPEDIDAS: Reciba mi más cordial saludo... Saludos cordiales...
 Atentamente..., Dándole las gracias por anticipado... Esperando su contestación, le saluda... A la espera de recibir sus noticias, le saluda… Sin otro particular, se despide atentamente...

Como ejemplo de carta formal,  os presentamos el excelente texto esc

Karolina L.
Paseo Marítimo
46400 Cullera



Banco Santander
C/ Leganitos, 55
46400 Cullera

Cullera, 28 de Marzo de 2011


Estimados señores:


El motivo de mi carta es solicitar información sobre las condiciones y los requisitos para obtener un crédito.

Actualmente tengo un restaurante para unos setenta comensales, cuyo espacio se ha quedado considerablemente pequeño. Por lo tanto, estaba pensando en ampliar el negocio y modernizar maquinaria.

Según el presupuesto, los gastos ascienden a la cantidad de 60.000 €  con  I.V.A.  incluido. Por consiguiente, esa es la cantidad que me hará falta con el fin de realizar mi proyecto.

En primer lugar, les agradecería que me informaran sobre los tipos de créditos que ofrece su banco (hipotecario, personal, al consumo etc.). Asimismo sobre los tipos de interés  (fijo, variable, mixto) y sobre si existe una  posibilidad de negociación.

Igualmente necesito información detallada sobre los gastos de formalización y cancelación. Del mismo modo, si hay una posibilidad de liquidar el préstamo anticipadamente  y cuál es el porcentaje de penalización.

Por último y  para salir de duda, quisiera información sobre la necesidad de aval, es decir, si es suficiente la escritura de una  propiedad  o si es imprescindible un avalista.

En espera de tener muy pronto noticias suyas, les quedo muy agradecida por su atención. Les saluda atentamente,


Karolina L.


OTRO EJEMPLO 


Cómo Redactar una Carta Formal

1.- De ser posible, utilice encabezados y/o membretes. Así, su lector podrá entender más rápida y fácilmente el motivo de su carta, fax o memorándum.

2.- Piense y decida qué es lo quiere comunicar antes de escribir su carta.

De no ser así, probablemente sus frases redundarán hasta que pueda pensar en alguna forma de terminarlas. En otras palabras, siempre debe planear por adelantado lo que quiere decir.

3.- Cuando sea posible (casi siempre lo es), use frases cortas, de forma que su Carta Formal pueda ser comprendida a la primera lectura.
4.- Ponga ideas diferentes en párrafos separados. En algunos casos se recomienda numerar los diferentes párrafos de la Carta Formal para facilitar la lectura y comprensión.
5.- Use palabras que todo mundo pueda entender; siempre acorde al tono, estilo y nivel de formalidad de la carta formal que está redactando.
6.- Las tres “C”s para una buena redacción:
- Su carta debe ser CLARA - Su lector debe entender exactamente el mensaje.
- Su carta debe estar COMPLETA - Su lector debe recibir toda la información necesaria.
- Su carta debe ser CONCISA - Su lector probablemente es una persona ocupada.


Modelo de Carta Formal

México, D.F., 8 de mayo de 1998
Asunto : Solicitud de conferencia
Sr. Alejandro Encinas
Secretario del Medio Ambiente
Presente:
Los alumnos de sexto año de la escuela "Gabino Barreda", estamos interesados en conocer e investigar acerca de las medidas que su dependencia realiza para mejorar las condiciones actuales del ambiente.

Por lo cual solicitamos a usted una visita y una conferencia en nuestra escuela como parte de la "Semana por el ambiente", que se llevará a cabo del 4 al 18 de junio. Nuestro evento no tiene fines publicitarios ni lucrativos, solamente deseamos difundir las causas del problema y plantear algunas soluciones.
Agradecemos de antemano la atención que le brinde a nuestra solicitud.
Atentamente
Los alumnos de sexto grado
de la escuela "Gabino Barreda".

Planeando su Carta Formal

1.- Escriba cuál es el objetivo/motivo de su carta: Pregúntese: ¿cuál es la meta de esta carta formal que deseo enviar?
2.- Reúna toda la información relevante: correspondencia previa, reportes, números etc.
3.- Enumere por orden de importancia los puntos a tratar. Decida qué puntos son irrelevantes y pueden omitirse. Recuerde ser lo más conciso posible.
4.- Haga un esquema/borrador y escriba los puntos a tratar. Al hacerlo, plantéese las siguientes preguntas:
¿Dejé fuera algún punto importante a tratar?
¿Puedo cambiar la presentación para hacerla más clara?
¿Incluí algún punto irrelevante?
5.- Escriba un primer borrador. Deje espacio suficiente para notas y correcciones.

El Procesador de Texto es particularmente útil para esto, puesto que nos permite borrar, insertar, cortar, copiar etc.
6.- Revise su borrador tomando en cuenta las siguientes preguntas:
INFORMACION: ¿Se cubren todos los puntos y/o temas a tratar?
¿Es la información RELEVANTE, CORRECTA Y COMPLETA?
INGLES/ESPAÑOL: ¿Son la estructura, gramática, ortografía y puntuación correctas? (Haga click en el siguiente link si desea mayor información sobre cómo redactar una Carta en Inglés.)
ESTILO: ¿La apariencia de la carta es atractiva?
¿Suena natural y sincera?
¿Es CLARA, CONCISA y CORTES?
¿Su lector recibirá la impresión deseada?
¿Es el tipo de carta que le gustaría recibir?
7.- Escriba su carta final.




PRUEBA   DE LENGUAJE PCPI

ALUMNO-A…………………………………………FECHA……….

LECTURA

            Según una leyenda de los pieles rojas, Manitú es quien hizo el cielo, la tierra y todas las cosas. Su obra más maravillosa es el hombre. Según la leyenda, cuando Manitú terminó de crear el cielo, la tierra, los animales y las plantas, vio que faltaba alguien que dominara todo eso. Decidió crear el hombre.

            Hizo una figura de barro y la puso a cocer en un horno. Para estar seguro de que la figura estaba bien cocida, dejó pasar mucho tiempo. Cuando abrió el horno, la figura estaba muy cocida y tenía un hermoso color negro. Manitú dispuso que estos hombres de color vivieran en África.

            Para poblar Europa, Manitú hizo otra figura y la puso al horno por un corto tiempo. Cuando abrió la puerta, la figura estaba lista y su piel era de un delicado color blanco.

            Manitú hizo una nueva figura a fin de tener pobladores para Asia. Esta vez cubrió la figura con una gruesa capa de aceite dorado y la dejó en el horno un tiempo intermedio: ni muy corto ni muy largo. La figura que sacó del horno tenía un maravilloso color amarillo.

            -Ahora sé como hacer un hombre perfecto sin equivocarme en nada –dijo Manitú-. Le pondré una delgada capa de aceite y la dejaré en el horno el tiempo justo.

            Así lo hizo, y el hombre que resultó mostraba una piel de un admirable color cobrizo; eran pieles rojas. Manitú dispuso que habitaran en las tierras de América.

            Los pieles rojas creían que el hombre más perfecto y hermoso era el último creado por Manitú. Las otras razas, sin embargo creían que eran ellas las más perfectas y hermosas. Así, todos estaban muy orgullosos  de su color.

            Con el tiempo, los hombres de los diversos continentes se fueron conociendo y se casaron entre ellos.

            Nacieron niños que tenían una enorme variedad de colores. Entonces los hombres supieron que todo ser humano es maravilloso, sin que importe demasiado el color de su piel.

1.- Lectura del texto anterior.

      a) Contesta a las siguientes preguntas:

      - ¿Quién era el personaje protagonista? …………………………………………………….
……………………………………………………………………………………...........................

- ¿Qué le ocurrió? …………………………………………………………………..................
………………………………………………………………………………………………………

      - ¿Qué idea crees que quiere transmitir el autor? …………………………………………..
………………………………………………………………………………………………………

      - ¿Qué ocurre al final de la historia? …………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………

      b) Inventa un título y haz un breve resumen:

      - Título: …………………………………………………………………………………………

      - Resumen:
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………


2.- Saca del texto que has leído tres palabras de cada clase:

   
ARTÍCULOS
ADJETIVOS
NOMBRES COMUNES
NOMBRES PROPIOS
VERBOS
PRONOMBRES
















3.- Escribe dos palabras:

Agudas.-  …………………………………………………………………………………………..

Llanas.-  ……………………………………………………………………………………………

Esdrújulas.-  ……………………………………………………………………………………….


4.- Separa el sujeto y el predicado de esta oración:

      Manitú cubrió la figura con una gruesa capa de aceite dorado.


5.- Inventa una frase y señala el sujeto y el predicado:

……………………………………………………………………………………

6.- a) Escribe sinónimos de:

-          Hermoso color.               ………………………………………………
-          Corto tiempo.                  ........................................................................
-          Hacer una figura.           ………………………………………………

b) Escribe antónimos de:

-          Abrió el horno.               ………………………………………………
-          Estar seguro.                   ………………………………………………
-          Nacieron niños.               ………………………………………………


7.- Busca en el diccionario el significado de estas palabras:

-          leyenda –

-          raza –


-          poblado –

-          continente –


-          horno –



8.- Inventa un texto breve explicando como es el lugar donde te gustaría vivir.
………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………

9.- Dictado.
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………….








 DICCIONARIO REAL ACADEMIA


 http://lema.rae.es/drae/





                           






                                          DOCUMENTALES



ORIGEN LENGUA ESPAÑOLA

http://www.youtube.com/watch?v=WPLhpVc7KFk&feature=colike

http://www.youtube.com/watch?v=9nMt0Oq9_Nw&feature=colike

http://www.youtube.com/watch?v=ekHMAb-TxjU&feature=colike







BIBLIOTECAS VIRTUALES (ONLINE)

http://www.cervantesvirtual.com/

http://www.gutenberg.org/catalog/








RELATOS BREVES


 Aquí encontraréis un montón...


http://www.ciudadseva.com/bibcuent.htm

http://www.rinconcastellano.com/biblio/relatos/index.html

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TRES  ejemplos:

  ¡Adiós, Cordera!

[Cuento. Texto completo]

Leopoldo Alas (Clarín)
Eran tres: ¡siempre los tres! Rosa, Pinín y la Cordera.El prao Somonte era un recorte triangular de terciopelo verde tendido, como una colgadura, cuesta abajo por la loma. Uno de sus ángulos, el inferior, lo despuntaba el camino de hierro de Oviedo a Gijón. Un palo del telégrafo, plantado allí como pendón de conquista, con sus jícaras blancas y sus alambres paralelos, a derecha e izquierda, representaba para Rosa y Pinín el ancho mundo desconocido, misterioso, temible, eternamente ignorado. Pinín, después de pensarlo mucho, cuando a fuerza de ver días y días el poste tranquilo, inofensivo, campechano, con ganas, sin duda, de aclimatarse en la aldea y parecerse todo lo posible a un árbol seco, fue atreviéndose con él, llevó la confianza al extremo de abrazarse al leño y trepar hasta cerca de los alambres. Pero nunca llegaba a tocar la porcelana de arriba, que le recordaba las jícaras que había visto en la rectoral de Puao. Al verse tan cerca del misterio sagrado, le acometía un pánico de respeto, y se dejaba resbalar de prisa hasta tropezar con los pies en el césped.
Rosa, menos audaz, pero más enamorada de lo desconocido, se contentaba con arrimar el oído al palo del telégrafo, y minutos, y hasta cuartos de hora, pasaba escuchando los formidables rumores metálicos que el viento arrancaba a las fibras del pino seco en contacto con el alambre. Aquellas vibraciones, a veces intensas como las del diapasón, que, aplicado al oído, parece que quema con su vertiginoso latir, eran para Rosa los papeles que pasaban, las cartas que se escribían por los hilos, el lenguaje incomprensible que lo ignorado hablaba con lo ignorado; ella no tenía curiosidad por entender lo que los de allá, tan lejos, decían a los del otro extremo del mundo. ¿Qué le importaba? Su interés estaba en el ruido por el ruido mismo, por su timbre y su misterio.
La Cordera, mucho más formal que sus compañeros, verdad es que, relativamente, de edad también mucho más madura, se abstenía de toda comunicación con el mundo civilizado. y miraba de lejos el palo del telégrafo como lo que era para ella, efectivamente, como cosa muerta, inútil, que no le servía siquiera para rascarse. Era una vaca que había vivido mucho. Sentada horas y horas, pues, experta en pastos, sabía aprovechar el tiempo, meditaba más que comía, gozaba del placer de vivir en paz, bajo el cielo gris y tranquilo de su tierra, como quien alimenta el alma, que también tienen los brutos; y si no fuera profanación, podría decirse que los pensamientos de la vaca matrona, llena de experiencia, debían de parecerse todo lo posible a las más sosegadas y doctrinales odas de Horacio.
Asistía a los juegos de los pastorcicos encargados de llindarla1, como una abuela. Si pudiera, se sonreiría al pensar que Rosa y Pinín tenían por misión en el prado cuidar de que ella, la Cordera, no se extralimitase, no se metiese por la vía del ferrocarril ni saltara a la heredad vecina. ¡Qué había de saltar! ¡Qué se había de meter!
Pastar de cuando en cuando, no mucho, cada día menos, pero con atención, sin perder el tiempo en levantar la cabeza por curiosidad necia, escogiendo sin vacilar los mejores bocados, y, después, sentarse sobre el cuarto trasero con delicia, a rumiar la vida, a gozar el deleite del no padecer, del dejarse existir: esto era lo que ella tenía que hacer, y todo lo demás aventuras peligrosas. Ya no recordaba cuándo le había picado la mosca.
“El xatu (el toro), los saltos locos por las praderas adelante... ¡todo eso estaba tan lejos!”
Aquella paz sólo se había turbado en los días de prueba de la inauguración del ferrocarril. La primera vez que la Cordera vio pasar el tren, se volvió loca. Saltó la sebe de lo más alto del Somonte, corrió por prados ajenos, y el terror duró muchos días, renovándose, más o menos violento, cada vez que la máquina asomaba por la trinchera vecina. Poco a poco se fue acostumbrando al estrépito inofensivo. Cuando llegó a convencerse de que era un peligro que pasaba, una catástrofe que amenazaba sin dar, redujo sus precauciones a ponerse en pie y a mirar de frente, con la cabeza erguida, al formidable monstruo; más adelante no hacía más que mirarle, sin levantarse, con antipatía y desconfianza; acabó por no mirar al tren siquiera.
En Pinín y Rosa la novedad del ferrocarril produjo impresiones más agradables y persistentes. Si al principio era una alegría loca, algo mezclada de miedo supersticioso, una excitación nerviosa, que les hacía prorrumpir en gritos, gestos, pantomimas descabelladas, después fue un recreo pacífico, suave, renovado varias veces al día. Tardó mucho en gastarse aquella emoción de contemplar la marcha vertiginosa, acompañada del viento, de la gran culebra de hierro, que llevaba dentro de sí tanto ruido y tantas castas de gentes desconocidas, extrañas.
Pero telégrafo, ferrocarril, todo eso, era lo de menos: un accidente pasajero que se ahogaba en el mar de soledad que rodeaba el prao Somonte. Desde allí no se veía vivienda humana; allí no llegaban ruidos del mundo más que al pasar el tren. Mañanas sin fin, bajo los rayos del sol a veces, entre el zumbar de los insectos, la vaca y los niños esperaban la proximidad del mediodía para volver a casa. Y luego, tardes eternas, de dulce tristeza silenciosa, en el mismo prado, hasta venir la noche, con el lucero vespertino por testigo mudo en la altura. Rodaban las nubes allá arriba, caían las sombras de los árboles y de las peñas en la loma y en la cañada, se acostaban los pájaros, empezaban a brillar algunas estrellas en lo más oscuro del cielo azul, y Pinín y Rosa, los niños gemelos, los hijos de Antón de Chinta, teñida el alma de la dulce serenidad soñadora de la solemne y seria Naturaleza, callaban horas y horas, después de sus juegos, nunca muy estrepitosos, sentados cerca de la Cordera, que acompañaba el augusto silencio de tarde en tarde con un blando son de perezosa esquila.
En este silencio, en esta calma inactiva, había amores. Se amaban los dos hermanos como dos mitades de un fruto verde, unidos por la misma vida, con escasa conciencia de lo que en ellos era distinto, de cuanto los separaba; amaban Pinín y Rosa a la Cordera, la vaca abuela, grande, amarillenta, cuyo testuz parecía una cuna. La Cordera recordaría a un poeta la zacala del Ramayana, la vaca santa; tenía en la amplitud de sus formas, en la solemne serenidad de sus pausados y nobles movimientos, aires y contornos de ídolo destronado, caído, contento con su suerte, más satisfecha con ser vaca verdadera que dios falso. La Cordera, hasta donde es posible adivinar estas cosas, puede decirse que también quería a los gemelos encargados de apacentarla.
Era poco expresiva; pero la paciencia con que los toleraba cuando en sus juegos ella les servía de almohada, de escondite, de montura, y para otras cosas que ideaba la fantasía de los pastores, demostraba tácitamente el afecto del animal pacífico y pensativo.
En tiempos difíciles, Pinín y Rosa habían hecho por la Cordera los imposibles de solicitud y cuidado. No siempre Antón de Chinta había tenido el prado Somonte. Este regalo era cosa relativamente nueva. Años atrás, la Cordera tenía que salir a la gramática, esto es, a apacentarse como podía, a la buena ventura de los caminos y callejas de las rapadas y escasas praderías del común, que tanto tenían de vía pública como de pastos. Pinín y Rosa, en tales días de penuria, la guiaban a los mejores altozanos, a los parajes más tranquilos y menos esquilmados, y la libraban de las mil injurias a que están expuestas las pobres reses que tienen que buscar su alimento en los azares de un camino.
En los días de hambre, en el establo, cuando el heno escaseaba, y el narvaso2 para estrar3 el lecho caliente de la vaca faltaba también, a Rosa y a Pinín debía la Cordera mil industrias que le hacían más suave la miseria. ¡Y qué decir de los tiempos heroicos del parto y la cría, cuando se entablaba la lucha necesaria entre el alimento y regalo de la nación4 y el interés de los Chintos, que consistía en robar a las ubres de la pobre madre toda la leche que no fuera absolutamente indispensable para que el ternero subsistiese! Rosa y Pinín, en tal conflicto, siempre estaban de parte de la Cordera, y en cuanto había ocasión, a escondidas, soltaban el recental, que, ciego y como loco, a testaradas contra todo, corría a buscar el amparo de la madre, que le albergaba bajo su vientre, volviendo la cabeza agradecida y solícita, diciendo, a su manera:
-Dejad a los niños y a los recentales que vengan a mí.
Estos recuerdos, estos lazos, son de los que no se olvidan.
Añádase a todo que la Cordera tenía la mejor pasta de vaca sufrida del mundo. Cuando se veía emparejada bajo el yugo con cualquier compañera, fiel a la gamella5, sabía someter su voluntad a la ajena, y horas y horas se la veía con la cerviz inclinada, la cabeza torcida, en incómoda postura, velando en pie mientras la pareja dormía en tierra.
* * *
Antón de Chinta comprendió que había nacido para pobre cuando palpó la imposibilidad de cumplir aquel sueño dorado suyo de tener un corral propio con dos yuntas por lo menos. Llegó, gracias a mil ahorros, que eran mares de sudor y purgatorios de privaciones, llegó a la primera vaca, la Cordera, y no pasó de ahí; antes de poder comprar la segunda se vio obligado, para pagar atrasos al amo, el dueño de la casería que llevaba en renta, a llevar al mercado a aquel pedazo de sus entrañas, la Cordera, el amor de sus hijos. Chinta había muerto a los dos años de tener la Cordera en casa. El establo y la cama del matrimonio estaban pared por medio, llamando pared a un tejido de ramas de castaño y de cañas de maíz. La Chinta, musa de la economía en aquel hogar miserable, había muerto mirando a la vaca por un boquete del destrozado tabique de ramaje, señalándola como salvación de la familia.
“Cuidadla, es vuestro sustento”, parecían decir los ojos de la pobre moribunda, que murió extenuada de hambre y de trabajo.
El amor de los gemelos se había concentrado en la Cordera; el regazo, que tiene su cariño especial, que el padre no puede reemplazar, estaba al calor de la vaca, en el establo, y allá, en el Somonte.
Todo esto lo comprendía Antón a su manera, confusamente. De la venta necesaria no había que decir palabra a los neños. Un sábado de julio, al ser de día, de mal humor Antón, echó a andar hacia Gijón, llevando la Cordera por delante, sin más atavío que el collar de esquila. Pinín y Rosa dormían. Otros días había que despertarlos a azotes. El padre los dejó tranquilos. Al levantarse se encontraron sin la Cordera. “Sin duda, mio pá6 la había llevado al xatu.” No cabía otra conjetura. Pinín y Rosa opinaban que la vaca iba de mala gana; creían ellos que no deseaba más hijos, pues todos acababa por perderlos pronto, sin saber cómo ni cuándo.
Al oscurecer, Antón y la Cordera entraban por la corrada7 mohínos, cansados y cubiertos de polvo. El padre no dio explicaciones, pero los hijos adivinaron el peligro.
No había vendido, porque nadie había querido llegar al precio que a él se le había puesto en la cabeza. Era excesivo: un sofisma del cariño. Pedía mucho por la vaca para que nadie se atreviese a llevársela. Los que se habían acercado a intentar fortuna se habían alejado pronto echando pestes de aquel hombre que miraba con ojos de rencor y desafío al que osaba insistir en acercarse al precio fijo en que él se abroquelaba. Hasta el último momento del mercado estuvo Antón de Chinta en el Humedal, dando plazo a la fatalidad. “No se dirá, pensaba, que yo no quiero vender: son ellos que no me pagan la Cordera en lo que vale.” Y, por fin, suspirando, si no satisfecho, con cierto consuelo, volvió a emprender el camino por la carretera de Candás adelante, entre la confusión y el ruido de cerdos y novillos, bueyes y vacas, que los aldeanos de muchas parroquias del contorno conducían con mayor o menor trabajo, según eran de antiguo las relaciones entre dueños y bestias.
En el Natahoyo, en el cruce de dos caminos, todavía estuvo expuesto el de Chinta a quedarse sin la Cordera; un vecino de Carrió que le había rondado todo el día ofreciéndole pocos duros menos de los que pedía, le dio el último ataque, algo borracho.
El de Carrió subía, subía, luchando entre la codicia y el capricho de llevar la vaca. Antón, como una roca. Llegaron a tener las manos enlazadas, parados en medio de la carretera, interrumpiendo el paso... Por fin, la codicia pudo más; el pico de los cincuenta los separó como un abismo; se soltaron las manos, cada cual tiró por su lado; Amón, por una calleja que, entre madreselvas que aún no florecían y zarzamoras en flor, le condujo hasta su casa.
* * *
Desde aquel día en que adivinaron el peligro, Pinín y Rosa no sosegaron. A media semana se personó el mayordomo en el corral de Antón. Era otro aldeano de la misma parroquia, de malas pulgas, cruel con los caseros atrasados. Antón, que no admitía reprimendas, se puso lívido ante las amenazas de desahucio.
El amo no esperaba más. Bueno, vendería la vaca a vil precio, por una merienda. Había que pagar o quedarse en la calle.
Al sábado inmediato acompañó al Humedal Pinín a su padre. El niño miraba con horror a los contratistas de carnes, que eran los tiranos del mercado. La Cordera fue comprada en su justo precio por un rematante de Castilla. Se la hizo una señal en la piel y volvió a su establo de Puao, ya vendida, ajena, tañendo tristemente la esquila. Detrás caminaban Antón de Chinta, taciturno, y Pinín, con ojos como puños. Rosa, al saber la venta, se abrazó al testuz de la Cordera, que inclinaba la cabeza a las caricias como al yugo.
“¡Se iba la vieja!” -pensaba con el alma destrozada Antón el huraño.
“Ella ser, era una bestia, pero sus hijos no tenían otra madre ni otra abuela.”
Aquellos días en el pasto, en la verdura del Somonte, el silencio era fúnebre. La Cordera, que ignoraba su suerte, descansaba y pacía como siempre, sub specie aeternitatis, como descansaría y comería un minuto antes de que el brutal porrazo la derribase muerta. Pero Rosa y Pinín yacían desolados, tendidos sobre la hierba, inútil en adelante. Miraban con rencor los trenes que pasaban, los alambres del telégrafo. Era aquel mundo desconocido, tan lejos de ellos por un lado, y por otro el que les llevaba su Cordera.
El viernes, al oscurecer, fue la despedida. Vino un encargado del rematante de Castilla por la res. Pagó; bebieron un trago Antón y el comisionado, y se sacó a la quintana la Cordera. Antón había apurado la botella; estaba exaltado; el peso del dinero en el bolsillo le animaba también. Quería aturdirse. Hablaba mucho, alababa las excelencias de la vaca. El otro sonreía, porque las alabanzas de Antón eran impertinentes. ¿Que daba la res tantos y tantos xarros de leche? ¿Que era noble en el yugo, fuerte con la carga? ¿Y qué, si dentro de pocos días había de estar reducida a chuletas y otros bocados suculentos? Antón no quería imaginar esto; se la figuraba viva, trabajando, sirviendo a otro labrador, olvidada de él y de sus hijos, pero viva, feliz... Pinín y Rosa, sentados sobre el montón de cucho8, recuerdo para ellos sentimental de la Cordera y de los propios afanes, unidos por las manos, miraban al enemigo con ojos de espanto y en el supremo instante se arrojaron sobre su amiga; besos, abrazos: hubo de todo. No podían separarse de ella. Antón, agotada de pronto la excitación del vino, cayó como un marasmo; cruzó los brazos, y entró en el corral oscuro. Los hijos siguieron un buen trecho por la calleja, de altos setos, el triste grupo del indiferente comisionado y la Cordera, que iba de mala gana con un desconocido y a tales horas. Por fin, hubo que separarse. Antón, malhumorado clamaba desde casa:
-Bah, bah, neños, acá vos digo; basta de pamemes. Así gritaba de lejos el padre con voz de lágrimas.
Caía la noche; por la calleja oscura que hacían casi negra los altos setos, formando casi bóveda, se perdió el bulto de la Cordera, que parecía negra de lejos. Después no quedó de ella más que el tintán pausado de la esquila, desvanecido con la distancia, entre los chirridos melancólicos de cigarras infinitas.
-¡Adiós, Cordera! -gritaba Rosa deshecha en llanto-. ¡Adiós, Cordera de mío alma!
-¡Adiós, Cordera! -repetía Pinín, no más sereno.
-Adiós -contestó por último, a su modo, la esquila, perdiéndose su lamento triste, resignado, entre los demás sonidos de la noche de julio en la aldea.
* * *
Al día siguiente, muy temprano, a la hora de siempre, Pinín y Rosa fueron al prao Somonte. Aquella soledad no lo había sido nunca para ellos hasta aquel día. El Somonte sin la Cordera parecía el desierto.
De repente silbó la máquina, apareció el humo, luego el tren. En un furgón cerrado, en unas estrechas ventanas altas o respiraderos, vislumbraron los hermanos gemelos cabezas de vacas que, pasmadas, miraban por aquellos tragaluces.
-¡Adiós, Cordera! -gritó Rosa, adivinando allí a su amiga, a la vaca abuela.
-¡Adiós, Cordera! -vociferó Pinín con la misma fe, enseñando los puños al tren, que volaba camino de Castilla.
Y, llorando, repetía el rapaz, más enterado que su hermana de las picardías del mundo:
-La llevan al Matadero... Carne de vaca, para comer los señores, los curas... los indianos.
-¡Adiós, Cordera!
-¡Adiós, Cordera!
Y Rosa y Pinín miraban con rencor la vía, el telégrafo, los símbolos de aquel mundo enemigo, que les arrebataba, que les devoraba a su compañera de tantas soledades, de tantas ternuras silenciosas, para sus apetitos, para convertirla en manjares de ricos glotones...
-¡Adiós, Cordera!...
-¡Adiós, Cordera!...
* * *
Pasaron muchos años. Pinín se hizo mozo y se lo llevó el rey. Ardía la guerra carlista. Antón de Chinta era casero de un cacique de los vencidos; no hubo influencia para declarar inútil a Pinín, que, por ser, era como un roble.
Y una tarde triste de octubre, Rosa, en el prao Somonte sola, esperaba el paso del tren correo de Gijón, que le llevaba a sus únicos amores, su hermano. Silbó a lo lejos la máquina, apareció el tren en la trinchera, pasó como un relámpago. Rosa, casi metida por las ruedas, pudo ver un instante en un coche de tercera multitud de cabezas de pobres quintos que gritaban, gesticulaban, saludando a los árboles, al suelo, a los campos, a toda la patria familiar, a la pequeña, que dejaban para ir a morir en las luchas fratricidas de la patria grande, al servicio de un rey y de unas ideas que no conocían,
Pinín, con medio cuerpo fuera de una ventanilla, tendió los brazos a su hermana; casi se tocaron. Y Rosa pudo oír entre el estrépito de las ruedas y la gritería de los reclutas la voz distinta de su hermano, que sollozaba, exclamando, como inspirado por un recuerdo de dolor lejano:
-¡Adiós, Rosa!... ¡Adiós, Cordera!
-¡Adiós, Pinínl ¡Pinín de mío alma!...
“Allá iba, como la otra, como la vaca abuela. Se lo llevaba el mundo. Carne de vaca para los glotones, para los indianos; carne de su alma, carne de cañón para las locuras del mundo, para las ambiciones ajenas.”
Entre confusiones de dolor y de ideas, pensaba así la pobre hermana viendo el tren perderse a lo lejos, silbando triste, con silbido que repercutían los castaños, las vegas y los peñascos...
¡Qué sola se quedaba! Ahora sí, ahora sí que era un desierto el prao Somonte.
-¡Adiós, Pinín! ¡Adiós, Cordera!
Con qué odio miraba Rosa la vía manchada de carbones apagados; con qué ira los alambres del telégrafo. ¡Oh!, bien hacía la Cordera en no acercarse. Aquello era el mundo, lo desconocido, que se lo llevaba todo. Y sin pensarlo, Rosa apoyó la cabeza sobre el palo clavado como un pendón en la punta del Somonte. El viento cantaba en las entrañas del pino seco su canción metálica. Ahora ya lo comprendía Rosa. Era canción de lágrimas, de abandono, de soledad, de muerte.
En las vibraciones rápidas, como quejidos, creía oír, muy lejana, la voz que sollozaba por la vía adelante:
-¡Adiós, Rosa! ¡Adiós, Cordera!
FIN








Una modesta proposición:Para prevenir que los niños de los pobres de Irlanda sean una
carga para sus padres o el país, y para hacerlos útiles al público

[Sátira: Texto completo]
Jonathan Swift
Dublín, Irlanda, 1729
Es un asunto melancólico para quienes pasean por esta gran ciudad o viajan por el campo, ver las calles, los caminos y las puertas de las cabañas atestados de mendigos del sexo femenino, seguidos de tres, cuatro o seis niños, todos en harapos e importunando a cada viajero por una limosna. Esas madres, en vez de hallarse en condiciones de trabajar para ganarse la vida honestamente, se ven obligadas a perder su tiempo en la vagancia, mendigando el sustento de sus desvalidos infantes: quienes, apenas crecen, se hacen ladrones por falta de trabajo, o abandonan su querido país natal para luchar por el Pretendiente en España, o se venden a sí mismos en las Barbados.
Creo que todos los partidos están de acuerdo en que este número prodigioso de niños en los brazos, sobre las espaldas o a los talones de sus madres, y frecuentemente de sus padres, resulta en el deplorable estado actual del Reino un perjuicio adicional muy grande; y por lo tanto, quienquiera que encontrase un método razonable, económico y fácil para hacer de ellos miembros cabales y útiles del estado, merecería tanto agradecimiento del público como para tener instalada su estatua como protector de la Nación.
Pero mi intención está muy lejos de limitarse a proveer solamente por los niños de los mendigos declarados: es de alcance mucho mayor y tendrá en cuenta el número total de infantes de cierta edad nacidos de padres que de hecho son tan poco capaces de mantenerlos como los que solicitan nuestra caridad en las calles.
Por mi parte, habiendo volcado mis pensamientos durante muchos años sobre este importante asunto, y sopesado maduradamente los diversos planes de otros proyectistas, siempre los he encontrado groseramente equivocados en su cálculo. Es cierto que un niño recién nacido puede ser mantenido durante un año solar por la leche materna y poco alimento más; a lo sumo por un valor no mayor de dos chelines o su equivalente en mendrugos, que la madre puede conseguir ciertamente mediante su legítima ocupación de mendigar. Y es exactamente al año de edad que yo propongo que nos ocupemos de ellos de manera tal que en lugar de constituir una carga para sus padres o la parroquia, o de carecer de comida y vestido por el resto de sus vidas, contribuirán por el contrario a la alimentación, y en parte a la vestimenta, de muchos miles.
Hay además otra gran ventaja en mi plan, que evitará esos abortos voluntarios y esa práctica horrenda, ¡cielos!, ¡demasiado frecuente entre nosotros!, de mujeres que asesinan a sus hijos bastardos, sacrificando a los pobres bebés inocentes, no sé si más por evitar los gastos que la vergüenza, lo cual arrancaría las lágrimas y la piedad del pecho más salvaje e inhumano.
El número de almas en este reino se estima usualmente en un millón y medio, de éstas calculo que puede haber aproximadamente doscientas mil parejas cuyas mujeres son fecundas; de ese número resto treinta mil parejas capaces de mantener a sus hijos, aunque entiendo que puede no haber tantas bajo las actuales angustias del reino; pero suponiéndolo así, quedarán ciento setenta mil parideras. Resto nuevamente cincuenta mil por las mujeres que abortan, o cuyos hijos mueren por accidente o enfermedad antes de cumplir el año. Quedan sólo ciento veinte mil hijos de padres pobres nacidos anualmente: la cuestión es entonces, cómo se educará y sostendrá a esta cantidad, lo cual, como ya he dicho, es completamente imposible, en el actual estado de cosas, mediante los métodos hasta ahora propuestos. Porque no podemos emplearlos ni en la artesanía ni en la agricultura; ni construimos casas (quiero decir en el campo) ni cultivamos la tierra: raramente pueden ganarse la vida mediante el robo antes de los seis años, excepto cuando están precozmente dotados, aunque confieso que aprenden los rudimentos mucho antes, época durante la cual sólo pueden considerarse aficionados, según me ha informado un caballero del condado de Cavan, quien me aseguró que nunca supo de más de uno o dos casos bajo la edad de seis, ni siquiera en una parte del reino tan renombrada por la más pronta competencia en ese arte.
Me aseguran nuestros comerciantes que un muchacho o muchacha no es mercancía vendible antes de los doce años; e incluso cuando llegan a esta edad no producirán más de tres libras o tres libras y media corona como máximo en la transacción; lo que ni siquiera puede compensar a los padres o al reino el gasto en nutrición y harapos, que habrá sido al menos de cuatro veces ese valor.
Propondré ahora por lo tanto humildemente mis propias reflexiones, que espero no se prestarán a la menor objeción.
Me ha asegurado un americano muy entendido que conozco en Londres, que un tierno niño sano y bien criado constituye al año de edad el alimento más delicioso, nutritivo y saludable, ya sea estofado, asado, al horno o hervido; y no dudo que servirá igualmente en un fricasé o un ragout.
Ofrezco por lo tanto humildemente a la consideración del público que de los ciento veinte mil niños ya calculados, veinte mil se reserven para la reproducción, de los cuales sólo una cuarta parte serán machos; lo que es más de lo que permitimos a las ovejas, las vacas y los puercos; y mi razón es que esos niños raramente son frutos del matrimonio, una circunstancia no muy estimada por nuestros salvajes, en consecuencia un macho será suficiente para servir a cuatro hembras. De manera que los cien mil restantes pueden, al año de edad, ser ofrecidos en venta a las personas de calidad y fortuna del reino; aconsejando siempre a las madres que los amamanten copiosamente durante el último mes, a fin de ponerlos regordetes y mantecosos para una buena mesa. Un niño llenará dos fuentes en una comida para los amigos; y cuando la familia cene sola, el cuarto delantero o trasero constituirá un plato razonable, y sazonado con un poco de pimienta o de sal después de hervirlo resultará muy bueno hasta el cuarto día, especialmente en invierno.
He calculado que como término medio un niño recién nacido pesará doce libras, y en un año solar, si es tolerablemente criado, alcanzará las veintiocho.
Concedo que este manjar resultará algo costoso, y será por lo tanto muy apropiado para terratenientes, quienes, como ya han devorado a la mayoría de los padres, parecen acreditar los mejores derechos sobre los hijos.
Todo el año habrá carne de infante, pero más abundantemente en marzo, y un poco antes o después: pues nos informa un grave autor, eminente médico francés, que siendo el pescado una dieta prolífica, en los países católicos romanos nacen muchos mas niños aproximadamente nueve meses después de Cuaresma que en cualquier otra estación; en consecuencia, contando un año después de Cuaresma, los mercados estarán más abarrotados que de costumbre, porque el número de niños papistas es por lo menos de tres a uno en este reino: y entonces esto traerá otra ventaja colateral, al disminuir el número de papistas entre nosotros.
Ya he calculado el costo de crianza de un hijo de mendigo (entre los que incluyo a todos los cabañeros, a los jornaleros y a cuatro quintos de los campesinos) en unos dos chelines por año, harapos incluidos; y creo que ningún caballero se quejaría de pagar diez chelines por el cuerpo de un buen niño gordo, del cual, como he dicho, sacará cuatro fuentes de excelente carne nutritiva cuando sólo tenga a algún amigo o a su propia familia a comer con él. De este modo, el hacendado aprenderá a ser un buen terrateniente y se hará popular entre los arrendatarios; y la madre tendrá ocho chelines de ganancia limpia y quedará en condiciones de trabajar hasta que produzca otro niño.
Quienes sean más ahorrativos (como debo confesar que requieren los tiempos) pueden desollar el cuerpo; con la piel, artificiosamente preparada, se podrán hacer admirables guantes para damas y botas de verano para caballeros elegantes.
En nuestra ciudad de Dublín, los mataderos para este propósito pueden establecerse en sus zonas más convenientes, y podemos estar seguros de que carniceros no faltarán; aunque más bien recomiendo comprar los niños vivos y adobarlos mientras aún están tibios del cuchillo, como hacemos para asar los cerdos.
Una persona muy respetable, verdadera amante de su patria, cuyas virtudes estimo muchísimo, se entretuvo últimamente en discurrir sobre este asunto con el fin de ofrecer un refinamiento de mi plan. Se le ocurrió que, puesto que muchos caballeros de este reino han terminado por exterminar sus ciervos, la demanda de carne de venado podría ser bien satisfecha por los cuerpos de jóvenes mozos y doncellas, no mayores de catorce años ni menores de doce; ya que son tantos los que están a punto de morir de hambre en todo el país, por falta de trabajo y de ayuda; de éstos dispondrían sus padres, si estuvieran vivos, o de lo contrario, sus parientes más cercanos. Pero con la debida consideración a tan excelente amigo y meritorio patriota, no puedo mostrarme de acuerdo con sus sentimientos; porque en lo que concierne a los machos, mi conocido americano me aseguró, en base a su frecuente experiencia, que la carne era generalmente correosa y magra, como la de nuestros escolares por el continuo ejercicio, y su sabor desagradable; y cebarlos no justificaría el gasto. En cuanto a la mujeres, creo humildemente que constituiría una pérdida para el público, porque muy pronto serían fecundas; y además, no es improbable que alguna gente escrupulosa fuera capaz de censurar semejante práctica (aunque por cierto muy injustamente) como un poco lindante con la crueldad; lo cual, confieso, ha sido siempre para mí la objeción más firme contra cualquier proyecto, por bien intencionado que estuviera.
Pero a fin de justificar a mi amigo, él confesó que este expediente se lo metió en la cabeza el famoso Psalmanazar, un nativo de la isla de Formosa que llegó de allí a Londres hace más de veinte años, y que conversando con él le contó que en su país, cuando una persona joven era condenada a muerte, el verdugo vendía el cadáver a personas de calidad como un bocado de los mejores, y que en su época el cuerpo de una rolliza muchacha de quince años, que fue crucificada por un intento de envenenar al emperador, fue vendido al Primer Ministro del Estado de Su Majestad Imperial y a otros grandes mandarines de la corte, junto al patíbulo, por cuatrocientas coronas. Ni en efecto puedo negar que si el mismo uso se hiciera de varias jóvenes rollizas de esta ciudad, que sin tener cuatro peniques de fortuna no pueden andar si no es en coche, y aparecen en el teatro y las reuniones con exóticos atavíos que nunca pagarán, el reino no estaría peor.
Algunas personas de espíritu agorero están muy preocupadas por la gran cantidad de pobres que están viejos, enfermos o inválidos, y me han pedido que dedique mi talento a encontrar el medio de desembarazar a la nación de un estorbo tan gravoso. Pero este asunto no me aflige en absoluto, porque es muy sabido que esa gente se está muriendo y pudriendo cada día por el frío y el hambre, la inmundicia y los piojos, tan rápidamente como se puede razonablemente esperar. Y en cuanto a los trabajadores jóvenes, están en una situación igualmente prometedora; no pueden conseguir trabajo y desfallecen de hambre, hasta tal punto que si alguna vez son tomados para un trabajo común no tienen fuerza para cumplirlo; y entonces el país y ellos mismos son felizmente librados de los males futuros.
He divagado excesivamente, de manera que volveré al tema. Me parece que las ventajas de la proposición que he enunciado son obvias y muchas, así como de la mayor importancia.
En primer lugar, como ya he observado, disminuiría grandemente el número de papistas que nos invaden anualmente, que son los principales engendradores de la nación y nuestros enemigos más peligrosos; y que se quedan en el país con el propósito de entregar el reino al Pretendiente, esperando sacar ventaja de la ausencia de tantos buenos protestantes, quienes han preferido abandonar el país antes que quedarse en él pagando diezmos contra su conciencia a un cura episcopal.
Segundo, los más pobres arrendatarios poseerán algo de valor que la ley podrá hacer embargable y que les ayudará a pagar su renta al terrateniente, habiendo sido confiscados ya su ganado y cereales, y siendo el dinero algo desconocido para ellos.
Tercero, puesto que la manutención de cien mil niños, de dos años para arriba, no se puede calcular en menos de diez chelines anuales por cada uno, el tesoro nacional se verá incrementado en cincuenta mil libras por año, sin contar el provecho del nuevo plato introducido en las mesas de todos los caballeros de fortuna del reino que tengan algún refinamiento en el gusto. Y el dinero circulará sólo entre nosotros, ya que los bienes serán enteramente producidos y manufacturados por nosotros.
Cuarto, las reproductoras constantes, además de ganar ocho chelines anuales por la venta de sus niños, se quitarán de encima la obligación de mantenerlos después del primer año.
Quinto, este manjar atraerá una gran clientela a las tabernas, donde los venteros serán seguramente tan prudentes como para procurarse las mejores recetas para prepararlo a la perfección, y consecuentemente ver sus casas frecuentadas por todos los distinguidos caballeros, quienes se precian con justicia de su conocimiento del buen comer: y un diestro cocinero, que sepa cómo agradar a sus huéspedes, se las ingeniará para hacerlo tan caro como a ellos les plazca.
Sexto: esto constituirá un gran estímulo para el matrimonio, que todas las naciones sabias han alentado mediante recompensas o impuesto mediante leyes y penalidades. Aumentaría el cuidado y la ternura de las madres hacia sus hijos, al estar seguras de que los pobres niños tendrían una colocación de por vida, provista de algún modo por el público, y que les daría una ganancia anual en vez de gastos. Pronto veríamos una honesta emulación entre las mujeres casadas para mostrar cuál de ellas lleva al mercado al niño más gordo. Los hombres atenderían a sus esposas durante el embarazo tanto como atienden ahora a sus yeguas, sus vacas o sus puercas cuando están por parir; y no las amenazarían con golpearlas o patearlas (práctica tan frecuente) por temor a un aborto.
Muchas otras ventajas podrían enumerarse. Por ejemplo, la adición de algunos miles de reses a nuestra exportación de carne en barricas, la difusión de la carne de puerco y el progreso en el arte de hacer buen tocino, del que tanto carecemos ahora a causa de la gran destrucción de cerdos, demasiado frecuentes en nuestras mesas; que no pueden compararse en gusto o magnificencia con un niño de un año, gordo y bien desarrollado, que hará un papel considerable en el banquete de un Alcalde o en cualquier otro convite público. Pero, siendo adicto a la brevedad, omito esta y muchas otras ventajas.
Suponiendo que mil familias de esta ciudad serían compradoras habituales de carne de niño, además de otras que la comerían en celebraciones, especialmente casamientos y bautismos: calculo que en Dublín se colocarían anualmente cerca de veinte mil cuerpos, y en el resto del reino (donde probablemente se venderán algo más barato) las restantes ochenta mil.
No se me ocurre ningún reparo que pueda oponerse razonablemente contra esta proposición, a menos que se aduzca que la población del Reino se vería muy disminuida. Esto lo reconozco francamente, y fue de hecho mi principal motivo para ofrecerla al mundo. Deseo que el lector observe que he calculado mi remedio para este único y particular Reino de Irlanda, y no para cualquier otro que haya existido, exista o pueda existir sobre la tierra. Por consiguiente, que ningún hombre me hable de otros expedientes: de crear impuestos para nuestros desocupados a cinco chelines por libra; de no usar ropas ni mobiliario que no sean producidos por nosotros; de rechazar completamente los materiales e instrumentos que fomenten el lujo exótico; de curar el derroche de engreimiento, vanidad, holgazanería y juego en nuestras mujeres; de introducir una vena de parsimonia, prudencia y templanza; de aprender a amar a nuestro país, en lo cual nos diferenciamos hasta de los lapones y los habitantes de Tupinambú; de abandonar nuestras animosidades y facciones, de no actuar más como los judíos, que se mataban entre ellos mientras su ciudad era tomada; de cuidarnos un poco de no vender nuestro país y nuestra conciencia por nada; de enseñar a los terratenientes a tener aunque sea un punto de compasión de sus arrendatarios. De imponer, en fin, un espíritu de honestidad, industria y cuidado en nuestros comerciantes, quienes, si hoy tomáramos la decisión de no comprar otras mercancías que las nacionales, inmediatamente se unirían para trampearnos en el precio, la medida y la calidad, y a quienes por mucho que se insistiera no se les podría arrancar una sola oferta de comercio honrado.
Por consiguiente, repito, que ningún hombre me hable de esos y parecidos expedientes, hasta que no tenga por lo menos un atisbo de esperanza de que se hará alguna vez un intento sano y sincero de ponerlos en práctica. Pero en lo que a mí concierne, habiéndome fatigado durante muchos años ofreciendo ideas vanas, ociosas y visionarias, y al final completamente sin esperanza de éxito, di afortunadamente con este proyecto, que por ser totalmente novedoso tiene algo de sólido y real, trae además poco gasto y pocos problemas, está completamente a nuestro alcance, y no nos pone en peligro de desagradar a Inglaterra. Porque esta clase de mercancía no soportará la exportación, ya que la carne es de una consistencia demasiado tierna para admitir una permanencia prolongada en sal, aunque quizá yo podría mencionar un país que se alegraría de devorar toda nuestra nación aún sin ella.
Después de todo, no me siento tan violentamente ligado a mi propia opinión como para rechazar cualquier plan propuesto por hombres sabios que fuera hallado igualmente inocente, barato, cómodo y eficaz. Pero antes de que alguna cosa de ese tipo sea propuesta en contradicción con mi plan, deseo que el autor o los autores consideren seriamente dos puntos. Primero, tal como están las cosas, cómo se las arreglarán para encontrar ropas y alimentos para cien mil bocas y espaldas inútiles. Y segundo, ya que hay en este reino alrededor de un millón de criaturas de forma humana cuyos gastos de subsistencia reunidos las dejaría debiendo dos millones de libras esterlinas, añadiendo los que son mendigos profesionales al grueso de campesinos, cabañeros y peones, con sus esposas e hijos, que son mendigos de hecho: yo deseo que esos políticos que no gusten de mi propuesta y sean tan atrevidos como para intentar una contestación, pregunten primero a lo padres de esos mortales si hoy no creen que habría sido una gran felicidad para ellos haber sido vendidos como alimento al año de edad de la manera que yo recomiendo, y de ese modo haberse evitado un escenario perpetuo de infortunios como el que han atravesado desde entonces por la opresión de los terratenientes, la imposibilidad de pagar la renta sin dinero, la falta de sustento y de casa y vestido para protegerse de las inclemencias del tiempo, y la más inevitable expectativa de legar parecidas o mayores miserias a sus descendientes para siempre.
Declaro, con toda la sinceridad de mi corazón, que no tengo el menor interés personal en esforzarme por promover esta obra necesaria, y que no me impulsa otro motivo que el bien público de mi patria, desarrollando nuestro comercio, cuidando de los niños, aliviando al pobre y dando algún placer al rico. No tengo hijos por los que pueda proponerme obtener un solo penique; el más joven tiene nueve años, y mi mujer ya no es fecunda. 



 LA PROMESA  (G.A.Bécquer)

 

I
      Margarita lloraba con el rostro oculto entre las manos; lloraba sin gemir, pero las lágrimas corrían silenciosas a lo largo de sus mejillas, deslizándose por entre sus dedos para caer en la tierra hacia la que había doblado su frente.
     Junto a Margarita estaba Pedro, quien levantaba de cuando en cuando los ojos para mirarla, y viéndola llorar tornaba a bajarlos, guardando a su vez un silencio profundo.
     Y todo callaba alrededor y parecía respetar su pena. Los rumores del campo se apagaban; el viento de la tarde dormía, y las sombras comenzaban a envolver los espesos árboles del soto.
     Así transcurrieron algunos minutos, durante los cuales se acabó de borrar el rastro de luz que el sol había dejado al morir en el horizonte; la luna comenzó a dibujarse vagamente sobre el fondo violado del cielo del crepúsculo, y unas tras otras fueron apareciendo las mayores estrellas.
     Pedro rompió al fin aquel silencio angustioso, exclamando con voz sorda y entrecortada y como si hablase consigo mismo:
     -¡Es imposible... imposible!
     Después, acercándose a la desconsolada niña y tomando una de sus manos, prosiguió con acento más cariñoso y suave:
     -Margarita, para ti el amor es todo, y tú no ves nada más allá del amor. No obstante, hay algo tan respetable como nuestro cariño, y es mi deber. Nuestro señor el conde de Gómara parte mañana de su castillo para reunir su hueste a las del rey Don Fernando, que va a sacar a Sevilla del poder de los infieles, y yo debo partir con el conde. Huérfano oscuro, sin nombre y sin familia, a él le debo cuanto soy. Yo le he servido en el ocio de las paces, he dormido bajo su techo, me he calentado en su hogar y he comido el pan a su mesa. Si hoy le abandono, mañana sus hombres de armas, al salir en tropel por las poternas de su castillo, preguntarán maravillados de no verme: -¿Dónde está el escudero favorito del conde de Gómara? Y mi señor callará con vergüenza, y sus pajes y sus bufones dirán en son de mofa: -El escudero del conde no es más que un galán de justes, un lidiador de cortesía.
     Al llegar a este punto, Margarita levantó sus ojos llenos de lágrimas para fijarlos en los de su amante, y removió los labios como para dirigirle la palabra; pero su voz se ahogó en un sollozo.
     Pedro, con acento aún más dulce y persuasivo, prosiguió así:
     -No llores, por Dios, Margarita; no llores, porque tus lágrimas me hacen daño. Voy a alejarme de ti; mas yo volveré después de haber conseguido un poco de gloria para mi nombre oscuro...
     El cielo nos ayudará en la santa empresa; conquistaremos a Sevilla, y el rey nos dará feudos en las riberas del Guadalquivir a los conquistadores. Entonces volveré en tu busca y nos iremos juntos a habitar en aquel paraíso de los árabes, donde dicen que hasta el cielo es más limpio y más azul que el de Castilla.
     Volveré, te lo juro; volveré a cumplir la palabra solemnemente empeñada el día en que puse en tus manos ese anillo, símbolo de una promesa.
     -¡Pedro! -exclamó entonces Margarita dominando su emoción y con voz resuelta y firme-. Ve, ve a mantener tu honra; -y al pronunciar estas palabras, se arrojó por última vez en brazos de su amante. Después añadió con acento más sordo y conmovido:- Ve a mantener tu honra pero vuelve..., vuelve a traerme la mía.
     Pedro besó la frente de Margarita, desató su caballo, que estaba sujeto a uno de los árboles del soto, y se alejó al galope por el fondo de la alameda.
     Margarita siguió a Pedro con los ojos hasta que su sombra se confundió entre la niebla de la noche; y cuando ya no pudo distinguirle, se volvió lentamente al lugar, donde la aguardaban sus hermanos.
     -Ponte tus vestidos de gala -le dijo uno de ellos al entrar-, que mañana vamos a Gómara con todos los vecinos del pueblo para ver al conde que se marcha a Andalucía.
     -A mí más me entristece que me alegra ver irse a los que acaso no han de volver -respondió Margarita con un suspiro.
     -Sin embargo -insistió el otro hermano-, has de venir con nosotros y has de venir compuesta y alegre: así no dirán las gentes murmuradoras que tienes amores en el castillo y que tus amores se van a la guerra.

Inicio
II
     Apenas rayaba en el cielo la primera luz del alba, cuando empezó a oírse por todo el campo de Gómara la aguda trompetería de los soldados del conde, y los campesinos que llegaban en numerosos grupos de los lugares cercanos vieron desplegarse al viento el pendón señorial en la torre más alta de la fortaleza.
     Unos sentados al borde de los fosos, otros subidos en las copas de los árboles, éstos vagando por la llanura; aquéllos coronando las cumbres de las colinas, los de más allá formando un cordón a lo largo de la calzada, ya haría cerca de una hora que los curiosos esperaban el espectáculo, no sin que algunos comenzaran a impacientarse, cuando volvió a sonar de nuevo el toque de los clarines, rechinaron las cadenas del puente, que cayó con pausa sobre el foso, y se levantaron los rastrillos, mientras se abrían de par en par y gimiendo sobre sus goznes las pesadas puertas del arco que conducía al patio de armas.
     La multitud corrió a agolparse en los ribazos del camino para ver más a su sabor las brillantes armaduras y los lujosos arreos del séquito del conde de Gómara, célebre en toda la comarca por su esplendidez y sus riquezas.
     Rompieron la marcha los farautes que deteniéndose de trecho en trecho, pregonaban en alta voz y a son de caja las cédulas del rey llamando a sus feudatarios a la guerra de moros, y requiriendo a las villas y lugares libres para que diesen paso y ayuda a sus huestes.
     A los farautes siguieron los heraldos de corte, ufanos con sus casullas de seda, sus escudos bordados de oro y colores y sus birretes guarnecidos de plumas vistosas.
     Después vino el escudero mayor de la casa, armado de punta en blanco, caballero sobre un potro morcillo, llevando en sus manos el pendón de rico-hombre con sus motes y sus calderas, y al estribo izquierdo el ejecutor de las justicias del señorío, vestido de negro y rojo.
     Precedían al escudero mayor hasta una veintena de aquellos famosos trompeteros de la tierra llana, célebres en las crónicas de nuestros reyes por la increíble fuerza de sus pulmones.
     Cuando dejó de herir el viento el agudo clamor de la formidable trompetería, comenzó a oírse un rumor sordo, acompasado y uniforme. Eran los peones de la mesnada, armados de largas picas y provistos de sendas adargas de cuero. Tras éstos no tardaron en aparecer los aparejadores de las máquinas, con sus herramientas y sus torres de palo, las cuadrillas de escaladores y la gente menuda del servicio de las acémilas.
     Luego, envueltos en la nube de polvo que levantaba el casco de sus caballos, y lanzando chispas de luz de sus petos de hierro, pasaron los hombres de armas del castillo formados en gruesos pelotones, que semejaban a lo lejos un bosque de lanzas.
     Por último, precedido de los timbaleros, que montaban poderosas mulas con gualdrapas y penachos, rodeado de sus pajes, que vestían ricos trajes de seda y oro, y seguido de los escuderos de su casa, apareció el conde.
     Al verle, la multitud levantó un clamor inmenso para saludarle, y entre la confusa vocería se ahogó el grito de una mujer, que en aquel momento cayó desmayada y como herida de un rayo en los brazos de algunas personas que acudieron a socorrerla. Era Margarita, Margarita que había conocido a su misterioso amante en el muy alto y muy temido señor conde de Gómara, uno de los más nobles y poderosos feudatarios de la corona de Castilla.
Inicio

III
     El ejército de Don Fernando, después de salir de Córdoba, había venido por sus jornadas hasta Sevilla, no sin haber luchado antes en Écija, Carmona y Alcalá del Río de Guadaira, donde, una vez expugnado el famoso castillo, puso los reales a la vista de la ciudad de los infieles.
     El conde de Gómara estaba en la tienda sentado en un escaño de alerce, inmóvil, pálido, terrible, las manos cruzadas sobre la empuñadura del montante y los ojos fijos en el espacio, con esa vaguedad del que parece mirar un objeto y, sin embargo, no ve nada de cuanto hay a su alrededor.
     A un lado y de pie, le hablaba el más antiguo de los escuderos de su casa, el único que en aquellas horas de negra melancolía hubiera osado interrumpirle sin atraer sobre su cabeza la explosión de su cólera. -¿Qué tenéis, señor? -le decía-. ¿Qué mal os aqueja y consume? Triste vais al combate y triste volvéis, aun tornando con la victoria. Cuando todos los guerreros duermen rendidos a la fatiga del día, os oigo suspirar angustiado; y si corro a vuestro lecho, os miro allí luchar con algo invisible que os atormenta. Abrís los ojos, y vuestro terror no se desvanece. ¿Qué os pasa, señor? Decídmelo. Si es un secreto, yo sabré guardarlo en el fondo de mi memoria como en un sepulcro.
     El conde parecía no oír al escudero; no obstante, después de un largo espacio, y como si las palabras hubiesen tardado todo aquel tiempo en llegar desde sus oídos a su inteligencia, salió poco a poco de su inmovilidad y, atrayéndole hacia sí cariñosamente, le dijo con voz grave y reposada:
     -He sufrido mucho en silencio. Creyéndome juguete de una vana fantasía, hasta ahora he callado por vergüenza; pero no, no es ilusión lo que me sucede.
     Yo debo de hallarme bajo la influencia de alguna maldición terrible. El cielo o el infierno deben de querer algo de mí, y lo avisan con hechos sobrenaturales.
     ¿Te acuerdas del día de nuestro encuentro con los moros de Nebrija en el aljarafe de Triana? Éramos pocos; la pelea fue dura y yo estuve a punto de perecer. Tú lo viste: en lo más reñido del combate, mi caballo herido y ciego de furor se precipitó hacia el grueso de la hueste mora. Yo pugnaba en balde por contenerle; las riendas se habían escapado de mis manos, y el fogoso animal corría llevándome a una muerte segura.
     Ya los moros, cerrando sus escuadrones, apoyaban en tierra el cuento de sus largas picas para recibirme en ellas; una nube de saetas silbaba en mis oídos: el caballo estaba a algunos pies de distancia del muro de hierro en que íbamos a estrellarnos, cuando..., créeme, no fue una ilusión, vi una mano que agarrándole de la brida lo detuvo con una fuerza sobrenatural, y volviéndole en dirección a las filas de mis soldados, me salvó milagrosamente.
     En vano pregunté a unos y otros por mi salvador; nadie le conocía, nadie le había visto.
     -Cuando volabais a estrellaros en la muralla de picas -me dijeron-, ibais solo, completamente solo; por eso nos maravillamos al veros tornar, sabiendo que ya el corcel no obedecía al jinete.
     -Aquella noche entré preocupado en mi tienda; quería en vano arrancarme de la imaginación el recuerdo de la extraña aventura; mas al dirigirme al lecho, torné a ver la misma mano, una mano hermosa, blanca hasta la palidez, que descorrió las cortinas, desapareciendo después de descorrerlas. Desde entonces, a todas horas, en todas partes, estoy viendo esa mano misteriosa que previene mis deseos y se adelanta a mis acciones. La he visto, al expugnar el castillo de Triana, coger entre sus dedos y partir en el aire una saeta que venía a herirme; la he visto, en los banquetes donde procuraba ahogar mi pena entre la confusión y el tumulto, escanciar el vino en mi copa, y siempre se halla delante de mis ojos, y por donde voy me sigue: en la tienda, en el combate, de día, de noche.... ahora mismo, mírala, mírala aquí apoyada suavemente en mis hombros.
     Al pronunciar estas últimas palabras, el conde se puso de pie y dio algunos pasos como fuera de sí y embargado de un terror profundo.
     El escudero se enjugó una lágrima que corría por sus mejillas. Creyendo loco a su señor, no insistió, sin embargo, en contrariar sus ideas, y se limitó a decirle con voz profundamente conmovida:
     -Venid..., salgamos un momento de la tienda; acaso la brisa de la tarde refrescará vuestras sienes, calmando ese incomprensible dolor, para el que yo no hallo palabras de consuelo.

Inicio
IV
     El real de los cristianos se extendía por todo el campo de Guadaira, hasta tocar en la margen izquierda del Guadalquivir. Enfrente del real y destacándose sobre el luminoso horizonte, se alzaban los muros de Sevilla flanqueados de torres almenadas y fuertes. Por encima de la corona de almenas rebosaba la verdura de los mil jardines de la morisca ciudad, y entre las oscuras manchas del follaje lucían los miradores blancos como la nieve, los minaretes de las mezquitas y la gigantesca atalaya, sobre cuyo aéreo pretil lanzaban chispas de luz, heridas por el sol, las cuatro grandes bolas de oro, que desde el campo de los cristianos parecían cuatro llamas.
     La empresa de Don Fernando, una de las más heroicas y atrevidas de aquella época, había traído a su alrededor a los más célebres guerreros de los diferentes reinos de la Península, no faltando algunos que de países extraños y distantes vinieran también; llamados por la fama, a unir sus esfuerzos a los del santo rey.
     Tendidas a lo largo de la llanura, mirábanse, pues, tiendas de campaña de todas formas y colores, sobre el remate de las cuales ondeaban al viento distintas enseñas con escudos partidos, astros, grifos, leones, cadenas, barras y calderas, y otras cien y cien figuras o símbolos heráldicos que pregonaban el nombre y la calidad de sus dueños. Por entre las calles de aquella improvisada ciudad circulaban en todas direcciones multitud de soldados que hablando dialectos diversos, y vestidos cada cual al uso de su país y cada cual armado a su guisa, formaban un extraño y pintoresco contraste.
     Aquí descansaban algunos señores de las fatigas del combate sentados en escaños de alerce a la puerta de sus tiendas y jugando a las tablas, en tanto que sus pajes les escanciaban el vino en copas de metal; allí algunos peones aprovechaban un momento de ocio para aderezar y componer sus armas, rotas en la última refriega; más allá cubrían de saetas un blanco los más expertos ballesteros de la hueste entre las aclamaciones de la multitud, pasmada de su destreza; y el rumor de los atambores, el clamor de las trompetas, las voces de los mercaderes ambulantes, el golpear del hierro contra el hierro, los cánticos de los juglares que entretenían a sus oyentes con la relación de hazañas portentosas, y los gritos de los farautes que publicaban las ordenanzas de los maestres de campo, llenando los aires de mil y mil ruidos discordes, prestaban a aquel cuadro de costumbres guerreras una vida y una animación imposibles de pintar con palabras.
     El conde de Gómara, acompañado de su fiel escudero, atravesó por entre los animados grupos sin levantar los ojos de la tierra, silencioso, triste, como si ningún objeto hiriese su vista ni llegase a su oído el rumor más leve. Andaba maquinalmente, a la manera que un sonámbulo, cuyo espíritu se agita en el mundo de los sueños, se mueve y marcha sin la conciencia de sus acciones y como arrastrado por una voluntad ajena a la suya.
     Próximo a la tienda del rey y en medio de un gran corro de soldados, pajecillos y gente menuda que le escuchaban con la boca abierta, apresurándose a comprarle algunas de las baratijas que anunciaba a voces y con hiperbólicos encomios, había un extraño personaje, mitad romero, mitad juglar, que ora recitando una especie de letanía en latín bárbaro, ora diciendo una bufonada o una chocarrería, mezclaba en su interminable relación chistes capaces de poner colorado a un ballestero con oraciones devotas, historias de amores picarescos con leyendas de santos. En las inmensas alforjas que colgaban de sus hombros se hallaban revueltos y confundidos mil objetos diferentes: cintas tocadas en el sepulcro de Santiago; cédulas con palabras que él decía ser hebraicas, las mismas que dijo el rey Salomón cuando fundaba el templo, y las únicas para libertarse de toda clase de enfermedades contagiosas; bálsamos maravillosos para pegar a hombres partidos por la mitad; Evangelios cosidos en bolsitas de brocatel; secretos para hacerse amar de todas las mujeres; reliquias de los santos patronos de todos los lugares de España: joyuelas, cadenillas, cinturones, medallas y otras muchas baratijas de alquimia de vidrio y de plomo.
     Cuando el conde llegó cerca del grupo que formaban el romero y sus admiradores, comenzaba éste a templar una especie de bandolín o guzla árabe con que se acompaña en la relación de sus romances. Después que hubo estirado bien las cuerdas unas tras otras y con mucha calma, mientras su acompañante daba la vuelta al corro sacando los últimos cornados de la flaca escarcela de los oyentes, el romero comenzó a cantar con voz gangosa y con un aire monótono y plañidero un romance que siempre terminaba con el mismo estribillo.
     El conde se acercó al grupo y prestó atención. Por una coincidencia, al parecer extraña, el título de aquella historia respondía en un todo a los lúgubres pensamientos que embargaban su ánimo. Según había anunciado el cantor antes de comenzar, el romance se titulaba el Romance de la mano muerta.
     Al oír el escudero tan extraño anuncio, pugnó por arrancar a su señor de aquel sitio, pero el conde, con los ojos fijos en el juglar, permaneció inmóvil, escuchando esta cantiga:
I
 La niña tiene un amante
 que escudero se decía;
 el escudero le anuncia
 que a la guerra se partía.
 -Te vas y acaso no tornes.
 -Tornaré por vida mía.
 Mientras el amante jura,
 diz que el viento repetía:
 ¡Mal haya quien en promesas de hombre fía!

II
 El conde con la mesnada
 de su castillo salía:
 ella, que le ha conocido,
 con gran aflicción gemía:
 -¡Ay de mí, que se va el conde
 y se lleva la honra mía!
 Mientras la cuitada llora,
 diz que el viento repetía:
 ¡Mal haya quien en promesas de hombre fía!

 III      
 Su hermano, que estaba allí,
 éstas palabras oía:
 -Nos has deshonrado, dice.
 -Me juró que tornaría.
 -No te encontrará, si torna,
 donde encontrarte solía.
 Mientras la infelice muere,
 diz que el viento repetía:
 ¡Mal haya quien en promesas de hombre fía!

IV
 Muerta la llevan al soto,
 la han enterrado en la umbría;
 por más tierra que la echaban,
 la mano no se cubría:
 la mano donde un anillo
 que le dio el conde tenía.
 De noche, sobre la tumba,
 diz que el viento repetía:
 ¡Mal haya quien en promesas de hombre fía!

    Apenas el cantor había terminado la última estrofa, cuando rompiendo el muro de curiosos, que se apartaban con respeto al reconocerle, el conde llegó adonde se encontraba el romero, y cogiéndole con fuerza del brazo, le preguntó en voz baja y convulsa:
     -¿De qué tierra eres?
     -De tierra de Soria -le respondió éste sin alterarse.
     -¿Y dónde has aprendido ese romance? ¿A quién se refiere la historia que cuentas? -volvió a exclamar su interlocutor, cada vez con muestras de emoción más profunda.
     -Señor -dijo el romero clavando sus ojos en los del conde con una fijeza imperturbable-, esta cantiga la repiten de unos en otros los aldeanos del campo de Gómara y se refiere a una desdichada cruelmente ofendida por un poderoso. Altos juicios de Dios han permitido que al enterrarla quedase siempre fuera de la sepultura la mano en que su amante le puso un anillo al hacerle una promesa. Vos sabréis quizá a quién toca cumplirla.
Inicio
V
     En un lugarejo miserable y que se encuentra a un lado del camino que conduce a Gómara, he visto no hace mucho el sitio en donde se asegura tuvo lugar la extraña ceremonia del casamiento del conde.
     Después que éste, arrodillado sobre la humilde fosa, estrechó en la suya la mano de Margarita, y un sacerdote autorizado por el Papa bendijo la lúgubre unión, es fama que cesó el prodigio, y la mano muerta se hundió para siempre.
     Al pie de unos árboles añosos y corpulentos hay un pedacito de prado, que al llegar la primavera se cubre espontáneamente de flores.
     La gente del país dice que allí está enterrada Margarita.


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ELEONORA  de E.A.Poe

Vengo de una raza notable por la fuerza de la imaginación y el ardor de las pasiones. Los hombres me han llamado loco; pero todavía no se ha resuelto la cuestión de si la locura es o no la forma más elevada de la inteligencia, si mucho de lo glorioso, si todo lo profundo, no surgen de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimo exaltados a expensas del intelecto general. Aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche. En sus grises visiones obtienen atisbos de eternidad y se estremecen, al despertar, descubriendo que han estado al borde del gran secreto. De un modo fragmentario aprenden algo de la sabiduría propia y mucho más del mero conocimiento propio del mal. Penetran, aunque sin timón ni brújula, en el vasto océano de la «luz inefable», y otra vez, como los aventureros del geógrafo nubio, «agressi sunt mare tenebrarum quid in eo esset exploraturi».
Diremos, pues, que estoy loco. Concedo, por lo menos, que hay dos estados distintos en mi existencia mental: el estado de razón lúcida, que no puede discutirse y pertenece a la memoria de los sucesos de la primera época de mi vida, y un estado de sombra y duda, que pertenece al presente y a los recuerdos que constituyen la segunda era de mi existencia. Por eso, creed lo que contaré del primer período, y, a lo que pueda relatar del último, conceded tan sólo el crédito que merezca; o dudad resueltamente, y, si no podéis dudar, haced lo que Edipo ante el enigma.
La amada de mi juventud, de quien recibo ahora, con calma, claramente, estos recuerdos, era la única hija de la hermana de mi madre, que había muerto hacía largo tiempo. Mi prima se llamaba Eleonora. Siempre habíamos vivido juntos, bajo un sol tropical, en el Valle de la Hierba Irisada. Nadie llegó jamás sin guía a aquel valle, pues quedaba muy apartado entre una cadena de gigantescas colinas que lo rodeaban con sus promontorios, impidiendo que entrara la luz en sus más bellos escondrijos. No había sendero hollado en su vecindad, y para llegar a nuestra feliz morada era preciso apartar con fuerza el follaje de miles de árboles forestales y pisotear el esplendor de millones de flores fragantes. Así era como vivíamos solos, sin saber nada del mundo fuera del valle, yo, mi prima y su madre.
Desde las confusas regiones más allá de las montañas, en el extremo más alto de nuestro circundado dominio, se deslizaba un estrecho y profundo río, y no había nada más brillante, salvo los ojos de Eleonora; y serpeando furtivo en su sinuosa carrera, pasaba, al fin, a través de una sombría garganta, entre colinas aún más oscuras que aquellas de donde saliera. Lo llamábamos el «Río de Silencio», porque parecía haber una influencia enmudecedora en su corriente. No brotaba ningún murmullo de su lecho y se deslizaba tan suavemente que los aljofarados guijarros que nos encantaba contemplar en lo hondo de su seno no se movían, en quieto contentamiento, cada uno en su antigua posición, brillando gloriosamente para siempre.
Las márgenes del río y de los numerosos arroyos deslumbrantes que se deslizaban por caminos sinuosos hasta su cauce, así como los espacios que se extendían desde las márgenes descendiendo a las profundidades de las corrientes hasta tocar el lecho de guijarros en el fondo, esos lugares, no menos que la superficie entera del valle, desde el río hasta las montañas que lo circundaban, estaban todos alfombrados por una hierba suave y verde, espesa, corta, perfectamente uniforme y perfumada de vainilla, pero tan salpicada de amarillos ranúnculos, margaritas blancas, purpúreas violetas y asfódelos rojo rubí, que su excesiva belleza hablaba a nuestros corazones, con altas voces, del amor y la gloria de Dios.
Y aquí y allá, en bosquecillos entre la hierba, como selvas de sueño, brotaban fantásticos árboles cuyos altos y esbeltos troncos no eran rectos, mas se inclinaban graciosamente hacia la luz que asomaba a mediodía en el centro del valle. Las manchas de sus cortezas alternaban el vívido esplendor del ébano y la plata, y no había nada más suave, salvo las mejillas de Eleonora; de modo que, de no ser por el verde vivo de las enormes hojas que se derramaban desde sus cimas en largas líneas trémulas, retozando con los céfiros, podría habérselos creído gigantescas serpientes de Siria rindiendo homenaje a su soberano, el Sol.
Tomados de la mano, durante quince años, erramos Eleonora y yo por ese valle antes de que el amor entrara en nuestros corazones. Ocurrió una tarde, al terminar el tercer lustro de su vida y el cuarto de la mía, abrazados junto a los árboles serpentinos, mirando nuestras imágenes en las aguas del Río de Silencio. No dijimos una palabra durante el resto de aquel dulce día, y aun al siguiente nuestras palabras fueron temblorosas, escasas. Habíamos arrancado al dios Eros de aquellas ondas y ahora sentíamos que había encendido dentro de nosotros las ígneas almas de nuestros antepasados. Las pasiones que durante siglos habían distinguido a nuestra raza llegaron en tropel con las fantasías por las cuales también era famosa, y juntos respiramos una dicha delirante en el Valle de la Hierba Irisada. Un cambio sobrevino en todas las cosas. Extrañas, brillantes flores estrelladas brotaron en los árboles donde nunca se vieran flores. Los matices de la alfombra verde se ahondaron, y mientras una por una desaparecían las blancas margaritas, brotaban, en su lugar, de a diez, los asfódelos rojo rubí. Y la vida surgía en nuestros senderos, pues altos flamencos hasta entonces nunca vistos, y todos los pájaros gayos, resplandecientes, desplegaron su plumaje escarlata ante nosotros. Peces de oro y plata frecuentaron el río, de cuyo seno brotaba, poco a poco, un murmullo que culminó al fin en una arrulladora melodía más divina que la del arpa eólica, y no había nada más dulce, salvo la voz de Eleonora. Y una nube voluminosa que habíamos observado largo tiempo en las regiones del Héspero flotaba en su magnificencia de oro y carmesí y, difundiendo paz sobre nosotros, descendía cada vez más, día a día, hasta que sus bordes descansaron en las cimas de las montañas, convirtiendo toda su oscuridad en esplendor y encerrándonos como para siempre en una mágica casa-prisión de
La belleza de Eleonora era la de los serafines, pero era una doncella natural e inocente, como la breve vida que había llevado entre las flores. Ningún artificio disimulaba el fervoroso amor que animaba su corazón, y examinaba conmigo los escondrijos más recónditos mientras caminábamos juntos por el Valle de la Hierba Irisada y discurríamos sobre los grandes cambios que se habían producido en los últimos tiempos.
Por fin, habiendo hablado un día, entre lágrimas, del último y triste camino que debe sufrir el hombre, en adelante se demoró Eleonora en este único tema doloroso, vinculándolo con todas nuestras conversaciones, así como en los cantos del bardo de Schiraz las mismas imágenes se encuentran una y otra vez en cada grandiosa variación de la frase.
Vio el dedo de la muerte posado en su pecho, y supo que, como la efímera, había sido creada perfecta en su hermosura sólo para morir; pero, para ella, los terrenos de tumba se reducían a una consideración que me reveló una tarde, a la hora del crepúsculo, a orillas del Río de Silencio. Le dolía pensar que, una vez sepulta en el Valle de la Hierba Irisada, yo abandonaría para siempre aquellos felices lugares, transfiriendo el amor entonces tan apasionadamente suyo a otra doncella del mundo exterior y cotidiano. Y entonces, allí, me arrojé precipitadamente a los pies de Eleonora y juré, ante ella y ante el cielo, que nunca me uniría en matrimonio con ninguna hija de la Tierra, que en modo alguno me mostraría desleal a su querida memoria, o a la memoria del abnegado cariño cuya bendición había yo recibido. Y apelé al poderoso amo del Universo como testigo de la piadosa solemnidad de mi juramento. Y la maldición de Él o de ella, santa en el Elíseo, que invoqué si traicionaba aquella promesa, implicaba un castigo tan horrendo que no puedo mentarlo. Y los brillantes ojos de Eleonora brillaron aún más al oír mis palabras, y suspiró como si le hubieran quitado del pecho una carga mortal, y tembló y lloró amargamente, pero aceptó el juramento (pues, ¿qué era sino una niña?) y el juramento la alivió en su lecho de muerte. Y me dijo, pocos días después, en tranquila agonía, que, en pago de lo que yo había hecho para confortación de su alma, velaría por mí en espíritu después de su partida y, si le era permitido, volvería en forma visible durante la vigilia nocturna; pero, si ello estaba fuera del poder de las almas en el Paraíso, por lo menos me daría frecuentes indicios de su presencia, suspirando sobre mí en los vientos vesperales, o colmando el aire que yo respirara con el perfume de los incensarios angélicos. Y con estas palabras en sus labios sucumbió su inocente vida, poniendo fin a la primera época de la mía.


Hasta aquí he hablado con exactitud. Pero cuando cruzo la barrera que en la senda del Tiempo formó la muerte de mi amada y comienzo con la segunda era de mi existencia, siento que una sombra se espesa en mi cerebro y duda de la perfecta cordura de mi relato. Mas dejadme seguir. Los años se arrastraban lentos y yo continuaba viviendo en el Valle de la Hierba Irisada; pero un segundo cambio había sobrevenido en todas las cosas. Las flores estrelladas desaparecieron de los troncos de los árboles y no brotaron más. Los matices de la alfombra verde se desvanecieron, y uno por uno fueron marchitándose los asfódelos rojo rubí, y en lugar de ellos brotaron de a diez oscuras violetas como ojos, que se retorcían desasosegadas y estaban siempre llenas de rocío. Y la Vida se retiraba de nuestros senderos, pues el alto flamenco ya no desplegaba su plumaje escarlata ante nosotros, mas voló tristemente del valle a las colinas, con todos los gayos pájaros brillantes que habían llegado en su compañía. Y los peces de oro y plata nadaron a través de la garganta hasta el confín más hondo de su dominio y nunca más adornaron el dulce río. Y la arrulladora melodía, más suave que el arpa eólica y más divina que todo, salvo la voz de Eleonora, fue muriendo poco a poco, en murmullos cada vez más sordos, hasta que la corriente tornó, al fin, a toda la solemnidad de su silencio originario. Y por último, la voluminosa nube se levantó y, abandonando los picos de las montañas a la antigua oscuridad, retornó a las regiones del Héspero y se llevó sus múltiples resplandores dorados y magníficos del Valle de la Hierba Irisada.
Pero las promesas de Eleonora no cayeron en el olvido, pues escuché el balanceo de los incensarios angélicos, y las olas de un perfume sagrado flotaban siempre en el valle, y en las horas solitarias, cuando mi corazón latía pesadamente, los vientos que bañaban mi frente me llegaban cargados de suaves suspiros, y murmullos confusos llenaban a menudo el aire nocturno, y una vez -¡ah, pero sólo una vez!- me despertó de un sueño, como el sueño de la muerte, la presión de unos labios espirituales sobre los míos.
Pero, aun así, rehusaba llenarse el vacío de mi corazón. Ansiaba el amor que antes lo colmara hasta derramarse. Al fin el valle me dolía por los recuerdos de Eleonora, y lo abandoné para siempre en busca de las vanidades y los turbulentos triunfos del mundo.
Me encontré en una extraña ciudad, donde todas las cosas podían haber servido para borrar del recuerdo los dulces sueños que tanto duraran en el Valle de la Hierba Irisada. El fasto y la pompa de una corte soberbia y el loco estrépito de las armas y la radiante belleza de la mujer extraviaron e intoxicaron mi mente. Pero, aun entonces, mi alma fue fiel a su juramento, y las indicaciones de la presencia de Eleonora todavía me llegaban en las silenciosas horas de la noche. De pronto, cesaron estas manifestaciones y el mundo se oscureció ante mis ojos y quedé aterrado ante los abrasadores pensamientos que me poseyeron, ante las terribles tentaciones que me acosaron, pues llegó de alguna lejana, lejanísima tierra desconocida, a la alegre corte del rey a quien yo servía, una doncella ante cuya belleza mi corazón desleal se doblegó en seguida, a cuyos pies me incliné sin una lucha, con la más ardiente, con la más abyecta adoración amorosa. ¿Qué era, en verdad, mi pasión por la jovencita del valle, en comparación con el ardor y el delirio y el arrebatado éxtasis de adoración con que vertía toda mi alma en lágrimas a los pies de la etérea Ermengarda? ¡Ah, brillante serafín, Ermengarda! Y sabiéndolo, no me quedaba lugar para ninguna otra. ¡Ah, divino ángel, Ermengarda! Y al mirar en las profundidades de sus ojos, donde moraba el recuerdo, sólo pensé en ellos, y en ella.
Me casé; no temí la maldición que había invocado, y su amargura no me visitó. Y una vez, pero sólo una vez en el silencio de la noche, llegaron a través de la celosía los suaves suspiros que me habían abandonado, y adoptaron la voz dulce, familiar, para decir:
«¡Duerme en paz! Pues el espíritu del Amor reina y gobierna y, abriendo tu apasionado corazón a Ermengarda, estás libre, por razones que conocerás en el Cielo, de tus juramentos a Eleonora.»


Narraciones Extraordinarias de Edgar Allan Poe aquí


http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/poe/eap.htm



RELATOS BREVES DE HUMOR

MI VIDA COMO PROFESOR (Capítulo IV)

- Álvaro, Álvaro. Te busca el director. Que tienes dos alumnos nuevos en el... ¡Álvaro! ¡Álvaro! ¡Señor director, que se va corriendo!
Esos fueron mis buenos días. Pero al final me encontraron escondido en los wáteres.
- Bueno, vamos, diga. ¿Qué cosa especial tienen los de hoy?
- Venga, álvaro, no te lo tomes así. Que te noto muy desanimado. Estos son unos chavales muy majos. Mira, aquí tengo las fichas. Tienes a Evelyn y a Vladimiro por un lado.
- ¿Ingleses, supongo?
- No, no, son de Colombia.- Me contestó el director sin captar mi ironía.-Y luego tienes a Atid, que es de Marruecos.
- Pues bueno, ¿qué quiere que le diga? Si en vez de una clase tengo la ONU.
- Venga, Álvaro, no te desanimes, tú lo que tienes que hacer es hablarles de cosas entretenidas, cosas que les preocupen a ellos, que conecten con ellos. Tú eres joven y ellos, si te esfuerzas un poco, te verán como un referente y ya verás como al final de curso les acabas cogiendo cariño.
-Sí, cuando los vea marcharse... en fin...

Una vez ya en clase me di cuenta de que podía distinguir perfectamente a Vladimiro y a Evelyn de Atid por el simple hecho de que Atid era un marroquí oscuro como el sobaco de un grillo que se había sentado en dos sillas con las piernas arriba mientras trasteaba con el móvil al mismo tiempo que...
- ¡Pero qué coño estás haciendo! ¡Agua, agua! ¡Separaos inmediatamente!
- ¡Ay, profe, no me sea aburrido! -Me contestó Evelyn, que parece mi padre.
Y yo pensé: -Querida, si yo fuera tu padre ni por asomo habrías salido de casa vestida así, que para enseñar algo más de carne tendrías que sacar un chuletón del bolso.
- ¡Me da igual! ¡Separos inmediatamente!- En ese momento caí en la cuenta de Bruno, mi pequeño Bruno. -No, no, Bruno, tú no te asustes, ya no chillo más. Tú relájate, eso, saca los colores y tranquilízate no te vayas a... ¡Que os separéis, coño, y tú saca las manos de ahí de una vez!
- ¡Ay, profe, no me diga que le molesta!
- Ni me molesta ni me deja de molestar, pero esto es una clase, no un... esto es un clase, y hazme el favor de taparte un poco que a tu lado Aurelia parece que una monja.
Ambas chicas se miraron con asco y Evelyn contestó:
- Ay, sí...
Entonces yo pensé en hacer caso al director:
- Vale, mirad, guardad los libros (nadie los había sacado, en realidad, de hecho, creo que ninguno de mis alumnos tenía libro de castellano). Hoy vamos a hacer una clase diferente. Hoy vamos a hacer una clase de educación sexual.
Y escribí algo parecido en la pared con un pequeño esquema.
- A ver, primera pregunta, ¿cuántos métodos anticonceptivos conocéis vosotros?
En ese momento, mi querido Ricardo "el gitano" empezó a levantar la mano como un poseso. La mano en la que llevaba un bocadillo de sobrasada.
- Yo me sé uno, profesor. -Con su acento gitano.-Yo me sé uno.
- Muy bien, Ricardo. ¿Y cuál es ese método que tú te sabes?
- El de Abelino, profesor. El de darse por culo.
Ya está, toda la clase, incluído Abelino "el amanerado", descojonándose del chiste.
- No, venga, en serio. A ver, Atid, ¿qué métodos anticonceptivos conoces tú?
- El condón, maestro.-Respondió Atid de manera muy seria y formal.
- Muy bien, Atid, y nos puedes explicar a todos cómo se utiliza un condón.
Y el cabronazo de Atid, todo serio, respondió.
- Por supuesto, ¿con la rumana o con ésta?
Inmediatamente, todos se echaron a reír menos Vladimiro, quien se ajustó mejor la gorra, se bajó un poco más los pantalones, se apretó el pañuelo y ya iba a levantarse a partirle la cara a Atid cuando yo pude calmarlo.
- Venga, venga, dejaos de bromas. No, en serio. Vamos a ver, Kevin, tú nos podrías decir cómo se utiliza un preservativo.
- Yo sí, ella no.-Respondió con su velocidad característica mi "niño petardo". Y con la misma velocidad, Aurelia se giró y le estampó una hostia a mano abierta. Cosa que hiz que todos volvieran a estallar en risas.
- Kevin, eso no ha tenido ninguna gracia.
- Pero es verdad, profesor.-Me indicó el Jonatan con su acento carcelario.-La Aurelia se quedó preñá el año pasao y tuvo que abortar.
Otra hostia de Aurelia al Kevin.
- ¿Eso es verdad, Aurelia? -Se me escapó.
- ¡Eso es mentira!
- No, no, Aurelia, no chilles, no chilles que tenemos aquí a Bruno.
Yo ya empezaba a notar que la clase se me iba de las manos.
- Bueno, pues eso, métodos anticonceptivos, tenemos el preservativo, el Diu, las píldoras anticonceptivas, los parches, la pastilla del día después...
En ese momento, Evelyn sacó las manos de donde las tuviera metidas en Vladimiro y levantó una de ellas.
- Y el yono, profesor. Se ha olvidado del yono.
- Vamos a ver, Evelyn, ¿qué es el yono?
- Pues un método de esos que usted dice para no quedarse.
- Ah, vale, ¿y en qué consiste?
- Pues en eso, profesor, en hacerlo de pie.
- Evelyn, me estás diciendo que tú crees que si lo haces de pie, no te quedas embarazada.
- Pues claro, profe, si lo haces de pie en los wáteres, los espermatoizoides no suben y no te quedas.
Yo me eché las manos a la cabeza. Atid levantó la mano con su seriedad habitual.
- Sí, Atid.
- ¿Quiere que vaya yo a comprobarlo, maestro?
- Sí, -le respondió el Kevin.-pues como no vayas con el Abelino.
Y vuelta a las risas.
- Callaos, callaos que esto es muy serio. Evelyn, ¿me estás diciendo que tú de verdad aplicas ese método?
- Pues claro, mi profe, todo el mundo sabe eso. Tú sólo te podés quedar si lo haces él arriba y tú abajo, pero ni de pie, ni en perrito ni por detrás te podés quedar.
- Virgen santa.
- Sí, que se lo digan a Aurelia.-Plam, otra hostia al Kevin.
- No, no, vamos a ver, esto es muy serio. Todos debéis ser conscientes de que la única manera de practicar sexo seguro es...
- ¡Con Aurelia! -Plam, hostia.
- ¡Kevin, ya está bien! No, no, Bruno, no te pongas nervioso.
- Que la única manera de practicar sexo seguro es...
- ¿Con esta de aquí al lado, maestro? -Señaló Atid después de levantar con seriedad la mano.
Entonces Vladimiro ya no pudo contenerse más, se levantó con los pantalones por las rodillas, se tiró encima de Atid y empezaron a pegarse puñetazos mientras Evelyn animaba a su hombre y se apretaba las tetas así con las manos en el escotazo y Aurelia le volvía a pegar otra hostia al Kevin y el Jonatan sentenciaba a los demás:
- Vosotros quietos, dejarlos, si se han de matar, que se maten, pero que el pequeñajo no se cague por todo lo que queráis del mundo. Y usted, profesor...
- ¡No, y yo, nada! ¡QUIETOS TODOS! ¡SEPARARLOS! ¡TÚ, BRUNO, NO ME MIRES ASÍ, SI SE TE OCURRE TIRARTE UN PEDO, TE LO COMES, TE LO JURO! ¡Y TÚ EVELYN, SI SIGUES FOLLANDO EN LOS WÁTERES DEL INSTITUTO TE VAN A HACER UN BOMBO COMO UN BALÓN DE NIVEA, Y TÚ AURELIA, SI TE FUISTE DEL INSTITUTO PORQUE ABORTASTE, ME LO PODÍAS HABER DICHO POR LO MENOS, Y TÚ KEVIN, DEJA DE METERTE CON ABELINO PORQUE SI LE GUSTA DAR POR CULO COMO SI LE GUSTA METERLA EN UN DANONE, Y VOSOTROS LEVANTÁOS DE UN PUTA VEZ QUE...!

En ese momento me di cuenta de que el director, el jefe de estudios, el secretario, las tres chicas de la limpieza, 4º de ESO A, 3º de ESO B, y 1º de BACHILLERATO CIENTÍFICO y el inspector de educación y la presidenta del AMPA estaban en la puerta de mi clase.

Una vez de vuelta en el despacho del director, yo sólo me atreví a darle como explicación:
- Usted me dijo que les hablara de cosas entretenidas...


MÁS RELATOS BREVES DE HUMOR 

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POEMAS


 

¿Qué Es Poesía?

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
En mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.
(Bécquer)




‘Tu risa’, de Pablo Neruda
Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, por que tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
por que me moriría.
http://www.youtube.com/watch?v=qLHtmBBzm1A&feature=colike


MÁS PÁGINAS DE POESÍA


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 http://users.ipfw.edu/jehle/poesia.htm

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